22.NOV Viernes, 2024
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Sandra G: “No he cobrado por sexo, pero todos tenemos precio”

Directamente desde Barcelona, la actriz porno nos trae su show de erotismo y música. Véala hoy en la calle Ricardo Treneman 875, Lima.

(David Vexelman)
(David Vexelman)

Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com

Tiene la extraña belleza de lo exótico, de lo atrevido, de lo lujurioso. Por eso impacta con sus números eróticos. Sandra G, la actriz porno española, está en Lima y quiere sorprendernos. Mira sus fotos aquí.

Perdiste tu virginidad a los 15 años…
Era una niña inexperta y lo recuerdo como una experiencia sin trascendencia porque no lo disfruté. Es más, sospecho que el hombre que me desvirgó se hizo gay (ríe).

¿Te diste cuenta pronto de que eras talentosa en la cama?
Yo no soy una máquina de follar pero, como a todo el mundo, me gusta el sexo. Sin embargo, a la hora de hacer un show o una película soy muy sexual, muy erótica, muy sensible. En la vida real tengo días en que puedo ser un maquinón, pero me gusta hacer las cosas despacio. Aunque hay ‘polvos’ de cinco minutos que están muy bien (ríe).

¿Necesitas sexo todos los días?
A ver, no tengo ganas de follar con mi pareja todos los días, pero puedo masturbarme. A veces me apetece solo esto y que nadie me toque, porque un orgasmo –o varios– al día no está nada mal.

¿Cómo fue tu primer orgasmo?
Fue a los 13 o 14 años, masturbándome. Compartía el cuarto con mi hermana. Lo hacía a escondidas, pero el placer valía la pena.

¿Te gustan chicos y chicas?
No, prefiero a los hombres. Tengo mujeres a mano y podría estar follando con ellas, pero soy muy heterosexual… aunque hice una escena lésbica en una película, y me salió tan bien que la gente estaba convencida de que era bisexual.

¿Has probado todas las razas?
Me faltan negros, chinos y japoneses. Dicen que con los negros me estoy perdiendo mucho, pero no es para tanto. También dicen que los japoneses son unos maestros en el sexo oral… pero tengo mucho tiempo para comprobarlo (ríe). Recuerdo que con un italiano tuve uno de los mejores encuentros sexuales de mi vida… y solo duró quince minutos. El tío era maravilloso haciendo sexo oral.

¿El tamaño importa?
Sí, pero no hay que sobrepasarse. Cuando el pene es muy grande, no me gusta mucho. Por ejemplo, uno de 20 centímetros es doloroso. Entre 13 y 15 centímetros es ideal.

¿Es mejor el sexo duro?
No. El sexo duro puede estar bien un día, pero no es lo que más me va. Me gusta que me follen bien, pero sin maltratarme. Soy extraña. Hice sesiones sadomasoquistas, y pegarle a un tío me pone cachonda, pero no me gustaría pegarle a mi pareja porque no quiero que este sea un sumiso. Quiero un hombre que me tome con autoridad.

¿Te has desilusionado más de lo que has gozado?
La mayoría de hombres no sabe dar sexo oral. El sexo anal es muy placentero, pero no es necesaria la penetración pues para ese juego bastan los dedos. Si el hombre no sabe, yo lo guío, porque no me gusta perder el tiempo, y si ya estoy metida en acción, pues, a disfrutarlo.

¿Con cuántas personas has estado en un solo día?
Hasta con tres. ¿No te parece mucho? En las películas he aparecido en escenas hasta de cuatro parejas. He estado en orgías, he hecho tríos y, por trabajo, hasta he estado con mujeres. Aunque no llevo la cuenta, he estado con muchos hombres, he tenido muchas relaciones, pero, ojo, una no es una puta por estar con muchos hombres.

¿Tu pareja te acompañó a alguna orgía?
Sí, cuando recién nos conocimos. Uno debe darse libertad porque la vida dura apenas cuatro días y hay que disfrutarla. Yo no quiero que mi pareja esté follando cada día con alguien diferente, pero una vez al año no hace daño. Si él quiere participar en una orgía, ¿por qué no? Si conoce a una tía y quiere estar con ella, ¿por qué no? Además, he comprobado que mientras más libertad le das a un hombre, menos hace.

¿Qué dice tu esposo de tu trabajo?
Él no se dedica al porno. Era un obrero. Ha hecho algo de porno conmigo y con alguna de mis compañeras, pero no se dedica profesionalmente a esto. Lo conocí en la playa y me dije: “Madre, qué bueno está”, pero él no quería salir conmigo pues le daba miedo no dar la talla en la cama. No entiendo la razón: el tío está bien armado y, sexualmente, es un maquinón. Yo pensé que nuestro rollo iba a ser de un día, y ya llevamos seis años juntos.

¿Has cobrado por sexo?
No, pero todos tenemos nuestro precio. Dinero me han ofrecido, pero no acepté porque no era una cifra que me entusiasmara. Por mil, dos mil, tres mil euros, ni lo pienso; por diez mil, sí (ríe).

¿Estás orgullosa de tu oficio?
Sí. Llevo muchos años trabajando en el porno y, gracias a él, vivo muy cómodamente. Pero es un trabajo muy duro. La gente cree que es puro placer sin saber qué hay detrás, y nos prejuzga, habla sin saber y solo se queda con lo externo. Detrás de mí hay una esposa, una madre de familia.

AUTOFICHA

- Estoy muy orgullosa de quién soy, no quiero enmascararme, soy consecuente con lo que hago. Soy Sandra Gómez, Sandra G, y ser quien soy me ha costado mucho trabajo.

- Si mi pareja quiere participar en una orgía, ¿por qué no? He comprobado que mientras más libertad le das a un hombre, este menos hace.

- Estoy casada. Conocí a mi esposo en la playa y me dije: “Madre, qué bueno está”, pero él no quería salir conmigo pues le daba miedo no dar la talla en la cama.


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