18.MAY Sábado, 2024
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"Defiendo la libertad en todas sus dimensiones"

Se hace llamar un socialista que aboga por la libertad y la solidaridad, pero no deja de ser escéptico. Para Tabaré Vázquez, expresidente de Uruguay, “el mundo se parece a un manicomio… dirigido por sus propios enfermos”.

Foto: Martín Pauca.
Foto: Martín Pauca.

Tabaré Vázquez,Médico,Político
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Tabaré Vázquez, el expresidente de Uruguay, ha tenido una vida intensa: ha sido carpintero, arquero, dirigente deportivo, político y oncólogo. En esta última faceta estuvo en Lima participando en el Primer Curso Avanzado en Prevención del Cáncer, que organizó Oncosalud.

¿El uruguayo es como su selección: luchador, aguerrido?
Los uruguayos somos muy apasionados, y cuando estamos convencidos de algo, nos entregamos totalmente.

Uruguay es un país pequeño. ¿Cómo lo han trabajado para hacerlo viable y hasta admirable?
Usted lo ha dicho: trabajando. Estamos convencidos de que para salir adelante hay que ser serios, responsables, esforzados. En fútbol tenemos dos oros olímpicos, dos títulos mundiales y 15 Copas América, una más que Argentina. Y todo esto se ha logrado con dedicación y voluntad. La entrega que uno ve en un partido de fútbol se ve en la mayoría de uruguayos cuando encaran su trabajo.

Es médico, es oncólogo…
Siempre tuve claro que quería ser médico, lo que era muy difícil para un joven proletario como yo. Y decidí ser oncólogo por el desafío que representa: salvar gente, ayudarla…

¿Cuánto ha avanzado la oncología desde que usted era estudiante?
Una enormidad: en el diagnóstico, en el tratamiento, en el conocimiento de la enfermedad, en la prevención y, sobre todo, en el miedo que tiene la gente cuando escucha la palabra ‘cáncer’, temor que hace que la gente no consulte a tiempo y lo haga cuando es muy poco lo que se puede hacer por ella. De las enfermedades crónicas, la que más se cura es el cáncer, solo hay que detectarlo a tiempo: su tasa de curación es de 60% y puede llegar a 90%.

En el siglo XXI, con la contaminación, la crisis medioambiental, el cambio climático, etcétera, ¿se puede tener una vida sana?
Hay que intentarlo, hay que luchar contra el sedentarismo, hay que evitar la comida chatarra, etcétera. Antes se decía que la gente del campo vivía mejor porque tenía aire limpio, un ambiente menos contaminado. Pero, hoy, la gente vive más y se ha mejorado mucho su calidad de vida.

El mundo jubila a su gente a los 65 años, pero hoy vivimos más. ¿Acaso el mundo está tratando mal a los ancianos?
Como político yo he dicho: “Que ser joven no sea un delito y que ser viejo no sea una condena”. A veces, por pensar en darles oportunidades a los jóvenes, se deja de lado la experiencia de los adultos mayores. Por eso, en Uruguay se acaba de promulgar una ley que promueve que las empresas e instituciones contraten, para funciones pedagógicas, a los jubilados.

Uruguay ha dado leyes muy importantes en el camino de la libertad: las uniones homosexuales, la legalización de la marihuana…
Siempre tuvimos gobiernos progresistas: fuimos los primeros en darle a la mujer derecho a voto, regulamos las horas de trabajo, promovimos la educación… Todo esto nos lleva a luchar, con convicción, por los derechos humanos.

Y esto no los hace una sociedad libertina, inmoral…
Al contrario. Los uruguayos de centro, izquierda o derecha somos muy conservadores (risas), pero nos gusta la igualdad, la libertad: por eso yo apoyo el matrimonio entre personas del mismo sexo, la regulación del consumo de marihuana, etcétera.

Se dice que, en América Latina, si uno es sensible y nos afectan las desigualdades de nuestras sociedades, es imposible no ser de izquierda…
Yo suscribo esa frase. Antes, la derecha defendía el liberalismo económico, político, la libertad, y la izquierda defendía la igualdad. Pero, hoy, yo reivindico para la izquierda también la defensa de la libertad, que no solo debe ser bandera de la derecha. Sin embargo, hay otro elemento que nos diferencia: ideológicamente, la izquierda tiene muy claro el concepto de solidaridad e intenta desarrollarlo, mientras que las políticas de derecha son egoístas. El fin de la historia no existe. La humanidad debe ir hacia el socialismo, pero la realidad que tenemos es que vivimos en una sociedad de libre mercado.

¿No le gusta el libre mercado?
Defiendo la libertad en todas sus dimensiones, y yo quisiera que en verdad existiera un libre mercado, pero los países desarrollados, que son los que supuestamente abogan por él, son los primeros en desarrollar políticas proteccionistas en detrimento de los países pobres. Esto no es, de ninguna manera, ‘libre mercado’.

El mundo sigue siendo muy injusto…
El mundo de hoy se parece a un manicomio… dirigido por sus propios enfermos, es decir, es todo una locura; más que un orden internacional, hay un desorden, y todos debemos trabajar en reordenarlo.

El señor Mujica es bastante carismático…
Y esto le hace bien a nuestro país. Es una figura simpática, diferente y, además, es muy respetado por sus posiciones, por sus políticas. A su manera, defiende la paz, la libertad, la democracia, la justicia social. Está gobernando bien.

AUTOFICHA

- Tengo 73 años, estoy casado. Nací en Montevideo, en un barrio muy modesto, proletario, donde viví hasta que me casé. Estudié en escuelas y universidades públicas.

- Fui carpintero, trabajé en un almacén y, cuando estabilicé mi economía, retomé mis estudios de Medicina, los que había dejado por cuatro años.

- Siempre quise ser médico. Mis padres nos decían: “Lo único que les vamos a dejar es educación”. La educación es la herramienta principal para ir adelante.


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