20.MAY Lunes, 2024
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Opinión

Las reacciones diplomáticas israelíes han mostrado una vez más el mismo patrón de arrogancia, victimización y falsedad.

Roberto Abusada,Uso de la palabra
Economista

Al llamar a consulta a su embajador en Israel, el Perú, al igual que muchos países del mundo, quiere expresar su protesta por la masacre que viene perpetrando el Estado de Israel contra más de un millón y medio de habitantes de la cercada Gaza.

Las reacciones diplomáticas israelíes han mostrado una vez más el mismo patrón de arrogancia, victimización y falsedad que exprime hasta la última gota el horrible sufrimiento del pueblo judío en el Holocausto para justificar sus actos de terrorismo de Estado.

El embajador en nuestro país ha calificado la acción de nuestra Cancillería como “un premio al terrorismo”. El portavoz de la Cancillería de Israel, Yigal Palpour, calificó de “irrelevante” la actitud de Brasil de llamar a su embajador a consulta y tildó a ese país de “enano diplomático”, luego de que su presidenta calificara como desproporcionada la reacción de Israel al desatar la masacre de Gaza. Más aún, con arrogante ironía, el vocero israelí rechazó el uso de la expresión “desproporcionada” manifestando que, en todo caso, lo desproporcionado era el marcador de 7 a 1 en la derrota del equipo brasileño ante el de Alemania.

Sin embargo, fue la expresión del embajador israelí en Washington, Ron Dermer, la que ha generado el mayor rechazo mundial cuando, al responder a la prensa sobre el ataque a escuelas y mercados de Gaza, dijo que las fuerzas israelíes merecen el Premio Nobel de la Paz por el “inimaginable autocontrol” mostrado en los ataques en Gaza.

Estados Unidos ha permanecido neutralizado ante esta crisis humanitaria por el poderoso y eficaz lobby israelí, en lo que constituye ya una curiosidad histórica en la cual una nación pequeña ha tomado de rehén a la mayoría del Congreso norteamericano. Comentaba un brillante diplomático peruano al respecto: “Es como si Galia o Britania le dictaran las pautas a Roma imperial, o los virreyes peruanos o de Nueva España le impusieran la política de Indias a Carlos V”.

No obstante, existe otra sutil narrativa mediante la cual la propaganda de Israel trata de restar apoyo en Latinoamérica a la causa palestina por parte de los miles de ciudadanos que, como en mi caso, son de ascendencia palestina. Tal narrativa se aprovecha de la religión cristiana de estos ciudadanos para inducirlos a permanecer pasivos ante el sufrimiento de los habitantes de Palestina que hoy son mayoritariamente musulmanes.

No se trata, por tanto, como sugiere el embajador israelí, de apoyar a Hamas. Israel posee toda la inteligencia y los aviones armados no tripulados para ‘cazarlos’. Se trata del rechazo del Perú y el mundo entero a la actuación israelí, que, con el pretexto de eliminar a un debilitado gobierno de Hamas, que no cuenta con el apoyo de la mayoría de los países árabes, agrede, aterroriza y mata a una población civil cercada en una enorme prisión al aire libre.

No se trata tampoco de tomar partido en una guerra. No estamos presenciando una guerra. En tal tipo de conflictos se enfrentan ejércitos armados. ¿O son acaso comparables los rudimentarios cohetes sin sistema de guía que usa Hamas —fácilmente neutralizados en el aire por el sistema Iron Dome israelí— con los misiles, cazabombarderos, tanques y barcos de guerra que hoy usa Israel contra Gaza?


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