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Bolivia aumenta presión con proyecto en aguas compartidas con Chile

Evo Morales inauguró criadero de truchas en aguas del río Silala, que Santiago considera un afluente internacional cuyo curso no debe ser interrumpido, pero que La Paz dice que es boliviano.

(Jose Lirauze/ABI)
(Jose Lirauze/ABI)

El presidente de Bolivia, Evo Morales, inauguró este jueves un criadero de truchas en aguas compartidas con Chile, decisión que eleva la presión en las tensas relaciones entre ambos países.

Para La Paz, las aguas del Silala fueron canalizadas artificialmente hacia territorio vecino y, por lo tanto, puede aprovecharlas a su favor, mientras que Chile argumenta que se trata de un río internacional cuyo curso no debe ser interrumpido.

La instalación de criaderos de trucha en las aguas del Silala tiende a acentuar la situación por la amenaza boliviana de llevar a Chile al Tribunal Internacional de La Haya su centenario reclamo de acceso al océano Pacífico, perdido en la guerra de 1879.

“Tenemos la obligación de sentar soberanía sobre nuestros recursos naturales. En este caso las aguas del Silala”, dijo Morales en una ceremonia pública en el poblado de Quetena, a solo dos kilómetros de la frontera con Chile, donde participaron autoridades locales, nacionales y militares.

El proyecto contempla en su momento de auge la cría de 21,000 truchas, lo que generaría 5,400 kilos de carne por año, que aseguraría empleos y seguridad alimentaria a pobladores de esa deprimida región cordillerana.

Además, existe la intención de complementarlo con otras iniciativas entre las que se contempla la instalación de una envasadora de agua y una planta hidroeléctrica, además del desvío de las aguas hacia la Laguna Colorada.

“Desde hace más de cien años, Chile aprovecha las aguas del Silala y Bolivia no recibe ni un centavo de estas aguas que nacen en territorio boliviano”, argumentó el gobernador de Potosí, Félix Gonzáles.

El Parlamento aprobó hace poco el retiro de la reserva al Pacto de Bogotá de 1948, que habilitaría al país altiplánico a llevar a tribunales internacionales, no solo la demanda de un acceso soberano al Pacífico, sino también resolver las diferencias con su vecino sobre el uso de las aguas del Silala.


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