(Caracas/Reuters)
Un militar venezolano murió hoy tras recibir un disparo en la cabeza durante una protesta contra el presidente Nicolás Maduro en la ciudad de Maracay, con lo que se elevó a 29 los fallecidos en la mayor ola de manifestaciones en una década en el país petrolero.
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José Guillén, capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), fue alcanzado por una bala anoche cuando dispersaba un piquete de manifestantes en una avenida principal de la mencionada urbe, capital del estado de Aragua.
“Otra víctima de la violencia terrorista”, dijo Vladimir Padrino, jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional, a través de su cuenta de Twitter.
“¿De dónde viene la violencia? ¿Quién la promovió? ¿Quién da la cara después de todas las víctimas y destrozos a bienes públicos y privados?, se preguntó.
Durante las seis semanas de protestas contra el régimen de Maduro hubo choques diarios entre manifestantes y las fuerzas de seguridad. Además de 29 muertos, los enfrentamientos dejaron cientos de heridos, 1,500 detenidos y cuantiosos daños a la infraestructura pública.
Los opositores colman casi a diario las calles para reclamar contra la alta inflación, el desabastecimiento y la criminalidad de lo que culpan a Maduro.
Si bien las manifestaciones son las más significativas en una década, no parecen amenazar la gestión de Maduro, quien asumió hace 11 meses tras ganar ajustadamente las presidenciales luego de la muerte de su mentor Hugo Chávez.
Tampoco había indicios de que los manifestantes –en su mayoría estudiantes universitarios– abandonen las calles.
En Táchira, en el oeste del país, los pobladores volvieron a colocar barricadas removidas por la Guardia Nacional.
MILITARES TOMAN PLAZA ALTAMIRA
Maduro despachó anoche a la Guardia Nacional a despejar la Plaza Altamira, en el este de Caracas, transformada hace un mes en un bastión de la oposición, en un intento por sofocar los focos de protesta.
Dicho espacio, ubicado en un barrio rico gobernado por la oposición, amaneció ocupado por unos 600 militares.
Los transeúntes que pasaban por el lugar eran revisados por los militares y obligados a abrir sus bolsos y mochilas. Poco a poco los comercios cercanos a la plaza, sitiada por más de un mes, iban volviendo a la normalidad.
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