Columna Dardo López-Dolz

La protesta prenavideña de los estudiantes ha sumergido temporalmente el escándalo del tres veces negado amiguísimo Martín Belaunde Lossio, que traía tan desencajado al presidente Ollanta Humala y a su esposa, Nadine Heredia, además de traer a flote de refilón el caso de Óscar López Meneses.

El general Miguel Hidalgo exigió respeto a la institucionalidad policial tras el inadmisible maltrato público a un general, lo que evidencia, de paso, que a combatir al terror se envía no a los mejores, sino a los castigados por la institución, criterio precursor de una derrota segura.

Un homicidio a media tarde del domingo en un restaurante tradicional nos regresa a la abrupta realidad. La notoria ausencia de objetivos racionales y claros de la cual evidentemente adolece este gobierno le hace imposible diseñar una estrategia, ya que para eso es necesario saber adónde se quiere llegar. Esta situación, sea por incapacidad, sea por decisión política, ha convertido el territorio peruano en mercado atractivo para todas las formas de delincuencia y ha estimulado una perniciosa integración sinérgica de actividades delictivas. Hoy nos llaman la atención los sicarios, una especialización productiva dentro del hampa, a la que muy probablemente seguirán, como en México, choferes especializados en fuga tras el delito, cuerpos de contención contra la reacción policial, grupos especializados en realizar secuestros, otros que solo cuidan a los secuestrados y aquellos que se encargan solo de negociar rescates. Al fin y al cabo, toda actividad económica que crece (sea legal o ilegal) opta por la especialización para tener mejores resultados. Nada soluciona atraer las cámaras sobre aparatosos operativos con presencia ministerial, ni las compras gobierno a gobierno con precios sobre el valor de mercado, ni sentar para la foto al presidente o al premier a encabezar comisiones. Por el contrario, los irracionales proyectos de ley que buscan desarmar a ciudadanos honestos, restringir el uso de lunas polarizadas a los funcionarios gubernamentales y dificultar burocráticamente la prestación formal de servicios privados de seguridad, de hacerse realidad, empeorarán las cosas, como sucedió en los países de órbita bolivariana. El circo distrae temporalmente la atención sobre el crecimiento de problemas reales. Urge una definición clara y pública de objetivos, y una estrategia para alcanzarlos.

Dardo López-Dolz,Columnista invitado ¿La lentitud y los reiterados atropellos de la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec) son solo fruto de la torpeza y el desconocimiento? Difícil pensarlo al ser gobernada, desde su creación, por un equipo de abogados de la PUCP, tan seguro de su cercanía a la pareja de Palacio para derrotar a dos ex primeros ministros.

Dardo López-Dolz,Columnista invitado Tras casi 3 años con el encargo de gobernar, nadando estilo muertito frente al creciente deterioro de la seguridad de los ciudadanos, en absoluto incumplimiento de la primera función de un Estado para justificar su existencia, empieza a haber coherencia.

Dardo López-Dolz,Columnista invitado Es muy mala idea pretender utilizar fórmulas que resultaron eficaces para vencer el terrorismo a la hora de enfrentar la creciente inseguridad ciudadana producto de la delincuencia.

Dardo López-Dolz,Uso de la palabra Analista

Dardo López-Dolz,Columnista invitado Así, al combinar el antojadizo acortamiento del plazo de vigencia de licencias con el reemplazo de todo el personal con recursos insuficientes para pagar sus sueldos, puso a SUCAMEC cerca al colapso, causando un crecimiento geométrico de las licencias no renovadas, las que, de producirse alguna forma de represión, corren riesgo de ir al mercado negro.

Dardo López-Dolz,Uso de la palabra Analista

Dardo López-Dolz,Desde New York Analista

Dardo López-Dolz,Uso de la palabra Analista político

Dardo López-Dolz,Opina.21 Columnista inivitado

Dardo López-Dolz,Opina.21 Columnista invitado