13.MAY Lunes, 2024
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Opinión

Desde el 2012 se entrampó la adquisición legal y renovación de licencias para armas de fuego. Se introdujo prohibiciones con requisitos, costos discriminatorios y facultades discrecionales por las que no basta cumplir los requisitos formales, sino que se hace necesario que al burócrata le parezca razonable la argumentación del deseo personal.

Dardo López-Dolz,Columnista invitado
Así, al combinar el antojadizo acortamiento del plazo de vigencia de licencias con el reemplazo de todo el personal con recursos insuficientes para pagar sus sueldos, puso a SUCAMEC cerca al colapso, causando un crecimiento geométrico de las licencias no renovadas, las que, de producirse alguna forma de represión, corren riesgo de ir al mercado negro.

Tras la publicación de un proyecto de SUCAMEC persistente en el error, el congresista Eguren presentó un proyecto bastante más racional que fue seguido por otro del congresista Reggiardo, quien en inusual y loable gesto reconoció su error inicial (la legislación de marras, fue un proyecto suyo) y propuso una norma que restituya la situación legal a la existente antes de diciembre de 2012, lo que permitiría el desembalse administrativo y la tranquilidad suficiente para la discusión racional del proyecto Eguren y el proyecto de Lourdes Alcorta, también referidos al tema.

El ministro del Interior y el gerente de armas acogieron verbalmente las propuestas modificatorias a su proyecto, algo en lo que coincidieron civiles y militares. Espero que esta actitud se vea respaldada con una modificación formal de la propuesta normativa.


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