Aldo Mariátegui: Chinchero ya estaba chinchoso

Si bien el anuncio del fin del contrato de Chinchero ha sido recibido positivamente, hace falta ver la letra chica de este divorcio: ¿Cuánto costará? ¿Qué ha pedido Kuntur a cambio de alejarse sin enjuiciar? ¿Esta empresa le entregará al gobierno la ingeniería de suelos?

Y hacer realidad este aeropuerto por obra pública significará licitar –a ver cuánto tarda este proceso– para que una constructora privada gane el concurso y lo edifique a un costo razonable para el contribuyente, de manera “rápida” para estándares peruanos (¡que no se tome 10 años!) y sin corrupción, así que el cuento recién empieza, porque estos del gobierno son tan metepatas que son capaces de adjudicárselo a GyM o a alguna firma con roche y se vuelve a armar otro escandalete. De todas formas, ya era políticamente imposible que Kuntur siga con el proyecto, así se hubiera llegado a una adenda II lo más beneficiosa posible para el país; por eso hizo bien el nuevo ministro Giuffra en acabar con esta jarana de una vez por todas. ¿Ganador político? La oposición congresal y particularmente Vitocho García Belaunde, pues al final se impuso su pedido de divorcio inmediato y ejecución posterior por obra pública. Lo que uno se pregunta es por qué el gobierno gastó tanto capital político, hasta el punto de apostar al valioso vicepresidente Vizcarra en esta defensa (lo que le valió perder un segundo ministro de peso por peleas políticas en menos de un año). ¿Torpeza? ¿Ceguera? Misterio del Orinoco.

Pero MUCHO más urgente para el país que Chinchero en términos aeroportuarios es la ampliación del terminal aéreo limeño, tan evidentemente colapsado. Eso implica expandir las instalaciones, construir la segunda pista y darle conectividad veloz con la ciudad. ¿Veremos eso bajo este gobierno?