Tecnología que transmite electricidad de forma inalámbrica a cualquier parte del mundo, inodoros que detectan cáncer al colon u otras enfermedades de manera temprana, dispositivos que te permiten producir tus propios nutrientes en casa y que acabarán con la desnutrición en el mundo. Estos fueron tres de los 25 proyectos que se desarrollaron durante el Global Solutions Program 2016 de Singularity University, universidad alojada en el centro de investigación de la NASA, en Silicon Valley. Su fundador, Peter Diamandis, dijo en el cierre del programa que todo lo que se necesita para generar un gran impacto global es capital, tecnología y recurso humano. De los tres, según dijo, lo más difícil es el último, pues no hay gente que esté visualizando proyectos de esta envergadura y que para lograr un impacto exponencial, se necesitaba el optimismo, creer que sí es posible transformar al mundo.
En el Perú estamos en el puesto 116 de 140 países en Innovación, según el Índice de Competitividad Global, por debajo de Bolivia, Ecuador y varios países de África subsahariana. Ya sabemos que el Gobierno peruano invierte poco en tecnología e innovación. Sin embargo, la presencia de dos peruanos en esta competición estuvo asegurada gracias al apoyo del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec). Uno de ellos formó parte de uno de los tres proyectos más destacados y ha sido invitado a quedarse por 8 semanas más para acelerar su implementación.
No es novedad que los peruanos destaquen en estos programas internacionales. Incluso más que participantes de Israel, Finlandia y Suiza, países que están en los tres primeros lugares en el ránking de innovación del Índice de Competitividad. El Perú tiene ese recurso humano apasionado por transformar el mundo, que según Diamandis, es difícil de conseguir. Otro golazo peruano, ¡vamos por más!
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