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Opinión

“Estudiamos y nos preparamos igual que los hombres, pero producimos menos”.

Con este título, el Grupo Sofía –un colectivo de profesionales de las ciencias sociales– se reunió para discutir las barreras que enfrentan las mujeres en su ejercicio profesional, en particular en la producción científica. Buen debate, nueva evidencia, cientos de asistentes, invitadas de lujo. Eso sí, faltaron más comentaristas y expositores hombres.

Los estudios que se presentaron muestran que las mujeres sí saben, sí estudian, sí están preparadas. Pero también que existen barreras para que sus conocimientos se traduzcan en aportes y decisiones equiparables a los de sus colegas varones. Estudiamos y nos preparamos igual que los hombres, pero producimos menos, logramos menos posiciones de decisión y poder, y se nos consulta menos. Fritas.

Algunas mujeres han logrado superar estas barreras. Han demostrado que trabajando durísimo, siendo muy esforzadas, es posible llegar a posiciones similares a las de los varones. Se puede. Pero todas no podemos ser la más esforzada. Tenemos que normalizar la presencia de las mujeres en todo ámbito. Y para eso necesitamos más que un puñado de mujeres exitosas, necesitamos cambios en las organizaciones e instituciones y a hombres y mujeres preguntándonos si hay algo raro cuando no hay presencia más o menos igualitaria en tal o cual puesto, evento, bibliografía o página de opinión.

Las mujeres claro que saben. Ahora urge asegurar que todo eso que saben se convierta en nuevas preguntas, nuevas perspectivas y con ello en más y mejores ideas, debates, políticas, empresas, organizaciones. Como sociedad no podemos darnos el lujo de desaprovechar todo lo que las mujeres saben.


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