En la columna anterior me referí a la indignación ante la tragedia del incendio de la galería Nicolini en Las Malvinas, y señalé que el caso tenía varios ángulos que merecían cubrirse a fondo y que Perú21 no los podía perder de vista en su agenda.
Uno de ellos es la situación del cuerpo de bomberos en el país. Por ello saludo la edición de ayer que reconoce la heroicidad de nuestros bomberos en una campaña de apoyo a favor de la institución y sus integrantes. Además de un informe especial sobre su situación y un recuento de algunos de los grandes incendios que han tenido que enfrentar desde 2001, el especial atraviesa las diferentes secciones del diario con piezas gráficas con muchos datos sobre presupuesto de los bomberos, la situación de ellos en otras partes del mundo y las comandancias en nuestras provincias, así como una entrevista a su comandante general, César Leigh, y una crónica de Esther Vargas sobre la labor de estos héroes anónimos con los que somos ingratos. En la plataforma digital, estos contenidos fueron acompañados con videos y testimonios puntuales de quienes sirven vistiendo el uniforme rojo.
Otro ángulo que señalamos fue el de la explotación laboral, puesto de manifiesto con las muertes de los jóvenes Jovi Herrera y Jorge Huamán, que laboraban en un contenedor con candado. Por cierto, fueron ellos dos los únicos fallecidos; las cifras de tres y cuatro víctimas sobre las que se informó en el diario (la primera en notas informativas, la cuarta en la conmovedora columna de Beto Ortiz) fueron dadas inicialmente con base en las versiones de los comerciantes; sin embargo, no se dieron identidades ni hubo reclamos de familiares; además, los peritos solo hallaron restos de dos personas.
Perú21 también pone el dedo en esa llaga de inaceptables formas modernas de esclavitud laboral y trabajo forzoso. En el respectivo informe se pone de manifiesto que la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) no es del todo eficaz en su labor y que la entidad se enfoca más en las empresas formales. El equipo periodístico hará bien en fiscalizar a los fiscalizadores e informar a fondo sobre el presupuesto que manejan, número de inspectores y limitaciones.
Otro asunto que en la cobertura periodística se pierde por los nuevos sucesos de cada día es sobre los resultados de las investigaciones de un incendio y la determinación de los responsables, así como lo que estos asumen en concreto. Por ejemplo, van a ser ocho meses del incendio en el multicines UVK de Larcomar –mencionado en el recuento– en el que murieron cuatro trabajadores de la cadena y aún no se han dado con exactitud los resultados de las investigaciones ni quiénes fueron o se hicieron responsables de ello. Cuando no hay prontitud o interés desde el lado oficial, a los periodistas les toca indagar e informar.
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