Varios lectores escriben preguntando por qué no se publican las comunicaciones que envían al diario. Muchas de estas son opiniones políticas o sobre servicios e instituciones. Otras son quejas sobre autoridades, problemas municipales o llamadas de urgencia sobre algún caso de salud, inclusive, cuyos autores esperaban ver publicadas en una sección de cartas o del lector, como se conoce tradicionalmente.
La página del lector, tal como funcionaba antiguamente, fue reduciéndose pasando la primera década del diario y desapareció hace un tiempo por razones de espacio, para dar lugar a otros contenidos identificados con los gustos de nuevos segmentos de lectores.
Asimismo, esto se dio en tiempos que fueron desarrollándose con éxito otros canales de comunicación entre Perú21 y sus audiencias como son las redes sociales.
Hay cartas que llegan al diario con asuntos muy sensibles o de extrema gravedad. Algunas veces los lectores me han incluido en los destinatarios de las comunicaciones. Estas pueden no haber sido publicadas en el diario, pero sus casos han sido puestos en conocimiento de las instancias correspondientes o han servido de referencia para una cobertura.
Pero si hay algo que puede saturar buzones y hacernos perder de vista algo importante en medio de cientos de mensajes de ‘inbox’ en la cuenta de Facebook, es la basura, el spam, la venta de productos y servicios que ni siquiera tienen que ver con el rubro en el que estamos o el envío masivo de columnas no solicitadas a nadie, pero cuyos autores las mandan absolutamente a todas las cuentas de correo conocidas de cuanto medio nacional existe.
Otra plataforma para las opiniones era la página web Peru21.pe. Ahí en varias de las notas publicadas aún está abierta la ventana para comentarios. Estos no se publican de manera automática y requieren de un registro previo del lector. Pero, además, el equipo web los revisaba antes de ser publicados.
Perú21, como los demás medios de comunicación, se reserva el derecho de filtrarlos porque la experiencia muestra que cunde la mala onda y el insulto fácil en vez de una opinión sustentada o un argumento que aporte al debate. Quitar el filtro es como dejar que alguien entre en casa a golpear, insultar o agraviar y uno, como dueño de casa, no haga nada para detenerlo.
En lo que sí tiene razón el lector Jorge Bazán es en que si la plataforma de comentarios está habilitada para algunos contenidos y no hay agravios de por medio, entonces el texto debería pasar el filtro y publicarse. Yo añado que si no se va a poder filtrar todo, mejor sería retirar esa ventana de comentarios o poner a todas las notas que “por el momento, no es posible realizar comentarios”, como aparece en las columnas de opinión y otras informaciones. Mientras tanto, opine en Facebook o Twitter, pero con altura.
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