22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Recibo comunicaciones respecto a la cobertura informativa en Perú21 sobre la erróneamente llamada ‘ideología de género’, derechos de las minorías y unión civil. Para varios lectores se le da más espacio y titulares a las informaciones a favor de esos temas y no se les da voz a las otras posturas.

Esa crítica también la veo en las redes sociales del diario, pero incluso con agresión, ofensa personal a los editores y ausencia de buenas maneras en lo que podría ser una exposición o intercambio de ideas respetuoso.

He visto la cobertura del diario en sus distintas plataformas y no estoy de acuerdo con quienes la cuestionan supuestamente por no exponer más a los voceros de las críticas al Ministerio de Educación o no hacer suyas las ideas de quienes comparten el #ConMisHijosNoTeMetas.

Respecto a los contenidos digitales, que sean más vistos o compartidos no depende tanto de Perú21 en sí sino de la audiencia. Es esta la que comparte y comenta más ciertos contenidos que otros y lo lógico es que si el medio ve que el público le da importancia, lo resalte y haga notar ello.

También pienso en este tema porque el sábado 4 se realizará una gran movilización en protesta por la supuesta ideología de género que trasmitirán a los escolares desde este año. Conversé con el director Juan José Garrido y me dice que esta se cubrirá como el equipo lo hace con cualquier otra manifestación. Es sabido que Perú21 tiene una postura liberal y siempre ha sido claro al respecto, pero ello no implica un veto a la cobertura de hechos y personajes que expresen un pensamiento distinto.

Y aquí debo abordar otro punto. Muchos de los comentarios críticos a las publicaciones del medio son también a su editora de Audiencias y Web, Esther Vargas, porque ella es lesbiana. Asumen que Perú21 publica esas informaciones por sus intereses personales. Sobre este asunto, el director me precisa que a diario evalúa los planes de comisiones y las coberturas con ella y se evita la parcialización. Siento indignación y pena por abordar este punto por el nivel del ataque personal, pero así estamos.

Por ello pienso que los objetivos reales de la currícula 2017 del Ministerio de Educación son necesarios y válidos para nuestra sociedad. Es claro que, como la ministra Marilú Martens ha dicho, no van a homosexualizar a los niños.

Lo importante es que el ministerio promueve equidad, tolerancia, y no discriminación/bullying por raza, religión u orientación sexual. Pero sectores ultraconservadores y otros que prefieren tergiversar y desinformar optan por decir a la gente una falsedad porque, al estilo Goebbels, miente, miente que algo queda.

Hago mías estas frases del Consejo Nacional de Educación: Demandamos que el tratamiento de estos temas por todos los actores que influyen en la formación de opinión pública y en los tomadores de decisiones tenga la rigurosidad y la veracidad que exige la educación.


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