En los últimos días, algunos lectores han enviado mensajes tanto a la Defensoría del Lector como a la Redacción refiriéndose al espacio que les da Perú21 a los temas de sexo. Aparte de la columna de consultas y dudas, a cargo del polifacético escritor Hernán Migoya, el diario decidió hace tiempo dar amplia información sobre asuntos sexuales, pero con tratamiento periodístico. Y es precisamente esta cobertura la que es percibida como ofensiva por ciertos lectores, especialmente en la web y las redes sociales.
Han generado incomodidad títulos en los que aparecen las expresiones sexo anal, oral, sexo duro, masturbación, etc. Por lo general, quienes cuestionan que el medio publique sobre estos temas invocan razones de protección a los niños y jóvenes, pues se les expone a esos temas. Creen que un medio serio no los debe tratar. Las críticas y dudas reflejan que hay lectores que se sienten amenazados por el hecho de que un menor de edad les haga una pregunta al respecto y ellos no sepan o no quieran contestarla.
Es verdad que hay personas que prefieren esquivar estos asuntos y pensar que la educación y la información sexual les llegará a sus niños de manera encapsulada y súbita cuando las niñas tienen su primera menstruación y con ello ya podrían concebir; y a los niños cuando se piensa que ya podrían tener relaciones y embarazar a alguien.
Pero hoy, al ver tantas denuncias de abusos y tocamientos indebidos en espacios infantiles y educativos, considero que la información y formación debe ser más clara y fluida. Además, los chicos no se enterarán por lo que sale en el diario. Sus fuentes son otras. En tal sentido, creo que Perú21 tiene una propuesta interesante, aunque todavía podría refinarla más.
Opino que el planteamiento de los temas de sexo y su tratamiento en el diario impreso y la web son válidos. Que el equipo periodístico los aborde no colisiona con ninguna norma interna ni pública. Sin embargo, en el afán de hacer los titulares más atractivos a la audiencia, tal como se redactan podrían prestarse a que se interprete que se trata de una nota frívola o amarilla. Y digo que podrían –en modo condicional–, porque si leen atentamente los textos, hay un trabajo de selección de fuentes y se piden opiniones de carácter científico y psicológico o sociológico, e igualmente se consigna información debidamente validada.
En la plataforma digital de Perú21, estas historias sobre sexo aparecen en la sección Vida.21, junto con otros contenidos variados relativos a salud, estilo de vida, mascotas, crianza, decoración, datos utilitarios para la vida cotidiana, entre otros. Quizás podría asignársele una pestaña especial en el menú de temas.
De otro lado, un lector opina que le parecen bien las notas sobre temas sexuales, pero pregunta entonces por qué se canceló la sección Chica.21. Este seguidor del diario confunde el enfoque y tratamiento de ambos contenidos, que son totalmente diferentes. Creo que se quedó en algunos títulos y fotos, y no leyó más allá.
Por último, se agradecerá una rápida revisión final de lo que se va a publicar para que los textos no salgan con errores de digitación, concordancia y gramática. Vamos, se puede hablar de sexo sucio, pero la nota debe estar limpia.
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