02.JUN Domingo, 2024
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Opinión

“Al finalizar el primer trimestre, el BCR pronosticaba que la inversión privada crecería 6%. Me parece que aspirar a un 3% es ya un acto heroico”.

Economista

Dicen que hay dos tipos de economistas: los que no saben hacer predicciones y los que no se han percatado de que no saben hacer predicciones. Sin embargo, cuidándome de no ser clasificado en la segunda categoría, cambiaré el titular a “El Perú creció alrededor de 2.8% en el 2014”.

Como pocas veces, hemos presenciado este año una lluvia de predicciones sobre el crecimiento, y, a medida que transcurrían los meses, lo único predecible fue que el número esperado para el año sería menor cada mes.

Hace un año que aparecieron los primeros signos del previsible freno del dinamismo económico. El principal de ellos fue el deterioro de la confianza empresarial, que luego impactaría en el desempeño del principal motor de la economía: la inversión privada (Abusada, Roberto. “Anatomía del enfriamiento económico”. El Comercio. 5 nov. 2013). Transcurridos los primeros cinco meses del año, el BCR y el MEF abandonaron los pronósticos de 6% o más, para proclamar que creceríamos entre 5.5% y 5.7%. No creo que estas instituciones estaban entonces desencaminadas al hacer tales anuncios. Lo que sí creo es que simplemente subestimaron el daño que el propio gobierno se autoinfligía con sus anuncios pesimistas, con su pasividad frente a la pandilla antiminera, y con su actos que han convertido al Perú en “el Reino del Permiso” (Abusada, Roberto. “Vacas flacas, viento en contra y cuentos chinos”. El Comercio 1º de julio, 2014). Se subestimó también la magnitud de la respuesta de la inversión privada ante una mermada confianza.

Al finalizar el primer trimestre, el BCR pronosticaba que la inversión privada crecería 6% y la pública 15%. En el primero de los artículos arriba citados, expuse con vehemencia las razones del grave daño que se hacía a la confianza: escribí entonces, “…me parece que aspirar a un aumento de 3% en la inversión privada es ya un acto heroico”. Ciertamente, me equivoqué, la inversión privada este año crecerá cero; más aun, la pública con suerte crecerá 1%. Aclaremos que el desplome en la inversión pública no está influido por la confianza empresarial; es más bien el resultado de un deterioro institucional a lo largo de todo el territorio y una pasmosa incompetencia gerencial de la administración del Estado.

Lo que preocupa ahora no es lo que ya pasó, sino los efectos de tales actos en el crecimiento potencial de nuestra economía, nuestras posibilidades de crear empleo y disminuir la pobreza. El BCR ha hecho nuevos cálculos del potencial peruano. Lo ha rebajado del pico de 7.3%, en el 2007, a 5.3% actualmente. Personalmente creo que la metodología de cálculo de ese potencial tiene dificultades intrínsecas en las actuales circunstancias, y que probablemente el verdadero nivel de nuestro potencial esté más cercano al 4%.

Sería ingenuo afirmar que causas externas no han jugado un papel en deprimir el potencial de crecimiento del Perú, pero sería igualmente torpe ignorar que la mayor parte de lo que hoy nos sucede tiene sus causas aquí, dentro de nuestra propia casa.


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