14.MAY Martes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

El editor de Deportes de Perú21 analiza el sistema de juego de la ‘Roja’ y las medidas que debe aplicar Ricardo Gareca para neutralizarlo.

“Jugar contra Chile es una tortura”. La frase de Santiago Segurola, crack del periodismo deportivo español, define en gran medida lo que significa enfrentar al campeón de América. Brasil lo comprobó rápidamente y fue desdibujándose hasta terminar como un equipo vulgar, sometido sin remedio en el vértigo que imponen los de Jorge Sampaoli. Que la ‘Roja’ haya confirmado con tanta autoridad su muy buen nivel futbolístico preocupa mucho tras una primera fecha donde todos los resultados parecieron ser pergeñados por una mano antiperuana.

La selección hizo un partido correcto en Barranquilla. Le faltó pegada arriba, pero hubo buenas respuestas defensivas más allá de algunos errores puntuales y la reiteración de un estilo de pelota a ras del piso y juego asociado. El problema es que perdimos y que varios de nuestros rivales directos crecieron en el rendimiento y lograron resultados resonantes, algo que nos obliga todavía más a vencer a Chile este martes en el Nacional.

¿Podemos? Imagino que esta misma pregunta debe rondar ahora mismo por la cabeza de Ricardo Gareca. Quizá haya que aplicar una de las máximas de El arte de la guerra, de Sun Tzu, para entender cómo debemos encarar a un oponente que definitivamente nos lleva ventaja. “No combatas al enemigo, combate su estrategia”, escribió el genial general chino en su inmortal tratado. Este Clásico del Pacífico se jugará primero en la trastienda y después en la cancha. Una de las claves será desactivar la velocidad de Chile y limitar su juego entre líneas, ese en el que Alexis Sánchez y Eduardo Vargas se mueven como peces en el agua. Sampaoli es adicto al frenesí y buscará que su equipo dicte el partido como si estuviera en Santiago. Ya lo hizo cuando enfrentó a Perú en Lima, en las Eliminatorias pasadas, y estoy seguro de que lo volverá a intentar ahora.

Lo bueno es que esta selección de Gareca tiene más argumentos que aquella de Markarián, que ganó sin merecerlo con un gol agónico de Farfán. La semifinal de la Copa América nos enseñó el camino –y no la patada de Zambrano a Aránguiz– para plantarle cara al vecino del sur y hacerlo ver como un equipo normal. Perú tendrá que ser agresivo en la marca y prolijo en el traslado para asegurar la posesión, escapar de la presión y bajarle el ritmo al rival. El partido exigirá, además, resto físico para aguantar el incansable despliegue de los ‘mapochinos’, además de la contundencia que nos faltó contra Colombia. ¿Podemos? Tenemos. No hay otra. Que la tortura seamos nosotros.

@franciscocairog


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