23.NOV Sábado, 2024
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Última actualización 08:39 pm
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Opinión

Abraham Levy,Opina.21
alevy@ambiand.com

En la película “La gran estafa”, Brad Pitt y George Clooney roban la bóveda de un casino de Las Vegas valiéndose de un apagón provocado por ellos mediante un pulso electromagnético. Un shock de energía hace colapsar el sistema eléctrico al saturarlo de energía.

Cuando vemos el Sol con algún filtro adecuado, es común ver manchas negras o solares que no son otra cosa que tormentas electromagnéticas que disparan pulsos, igualmente electromagnéticos, al espacio.

Los hay débiles y fuertes, los mismos que a veces alcanzan la Tierra y generan “tormentas magnéticas” que producen las conocidas auroras cerca de los polos, regiones donde el campo magnético de la Tierra “se encuentra” con nuestra atmósfera.

En 1859 Richard Carrington documentó el llamado evento Carrington. Entonces, las auroras fueron vistas en casi toda la Tierra al producirse un “encuentro” generalizado de nuestros campos magnéticos y atmósfera. Los pocos tendidos de telégrafos existentes colapsaron.

Si un evento similar llegase a ocurrir, el impacto sería muy severo. Afectaría todos los sistemas eléctricos globales y nos regresaría al siglo XIX. Ese es el mayor riesgo natural –fuera de un impacto– que amenaza a nuestra civilización.


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