22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

“La educación que recibimos durante la niñez es muy importante para poder lograr una conducta que ayude a desechar malos hábitos de alimentación”.

Pasan los años y dentro de nuestra vida debemos tomar decisiones importantes a favor de nuestra salud y la de nuestra familia. La educación que recibimos durante la niñez es muy importante para poder lograr una conducta que ayude a desechar malos hábitos de alimentación, como azucarar los jugos de las loncheras de los niños, consumir cereales a base de azúcar y colorantes, consumir exceso de pan blanco, no beber agua en vez de jugos en caja o enlatados, tomar bebidas gaseosas, usar el salero en forma exagerada los días de semana o fines de semana, entre otros. He dirigido varios artículos para crear conciencia sobre estos equivocados hábitos y promover en forma inversa el no consumo, que finalmente puede ser aprendido y recepcionado bien por nuestros lectores o, por otro lado, desechado. Compañías grandes como Coca Cola o McDonald’s han iniciado, a manera de mea culpa, campañas para alentar a las personas a practicar el movimiento realizando actividad física y así romper el sedentarismo. De esa forma potencian el metabolismo y, además, lograr que muchos de sus consumidores bajen de peso y porcentaje de grasa corporal para poder, digámoslo en una forma práctica, no engordar y caer en problemas como hipercolesterolemia o hipertensión arterial, por ejemplo, por el exceso de azúcar y sodio en sus productos, respectivamente. Históricamente, está comprobado que en el siglo XIX no existía la cantidad de problemas y enfermedades degenerativas tales como la obesidad, infartos cardiacos, diabetes, gota, dislipidemias, entre otros, que hoy llenan los hospitales. Existían sí, por ejemplo, muertes a temprana edad secundario a infecciones bacterianas, dado que no se conocía aún la penicilina. Es así que si hoy por hoy desechamos malos hábitos, podemos prevenir enfermedades que nos envejecen y enferman, tal como sucedió con las enfermedades infecciosas y también, como es sabido, con el uso de vacunas. Nuestras decisiones marcarán el futuro de nuestra salud, pensemos en eso.


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