José Cevasco: Mi propia encuesta

Quien me conoce sabe de mi afición por tomar café en los restaurantes, y de lo grato que me resulta conversar con las personas que gentilmente me atienden; charlo con ellos sobre el día a día y, hoy más que nunca, sobre el proceso electoral.

La primera impresión que tengo de ellos es el temor por decir sus preferencias, pero también su preocupación por el destino económico, las oportunidades laborales y el crecimiento personal que les pueda brindar el próximo gobierno.

Las preferencias que tienen por sus candidatos no las voy a escribir. Sin embargo, la característica principal es que casi todos apuestan por los que poseen experiencia de gobierno y mano dura para reducir la inseguridad. Temen a los candidatos que mienten; además, rechazan la violencia física y verbal que día a día crece en la campaña electoral.

Casi no comentan sobre los candidatos al Congreso. Cuando les pregunto sobre algún candidato en particular, la respuesta es casi la misma: “no lo conozco”, inclinándose muy poco por los que van a la reelección. Cuando les pregunto por el Parlamento Andino, sí encuentro unanimidad: nadie sabe qué es ni para qué sirve.

En esta parte me detengo. Hasta ahora no veo en los electores una relación directa entre la preferencia por su candidato presidencial y su lista congresal, lo que me hace suponer que tendremos mucho voto cruzado y, por lo tanto, nuestro futuro presidente(a) no tendrá una mayoría absoluta en el Congreso, haciendo turbulento el clima de convivencia política entre Ejecutivo y Legislativo.

Como vemos, mi propia encuesta revela aspectos sencillos, pero de gran importancia para el votante de a pie. La gente de a pie no habla ni conoce de aspectos técnicos que solo un sector pequeño de la población entiende. Lo que el ciudadano común quiere son propuestas sencillas que le generen confianza, seguridad y que mejoren su calidad de vida.