26.NOV Martes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

La composición del nuevo Congreso, más allá de lo que significa que un partido tenga la mayoría, se caracterizará por tener más del 70 % de nuevos parlamentarios. Esta situación no es nueva. Durante la década de los noventa fue la particularidad que primó en el Congreso Constituyente y luego en el Congreso de la República.

Si me preguntan: ¿si es malo o bueno? Mi respuesta es que no hay que tener miedo a la sangre nueva. Las reformas en el manejo parlamentario y administrativo en la mencionada década se dieron porque los nuevos legisladores se convencieron que había una necesidad de modificar los procedimientos parlamentarios y de modernizar la toma decisiones en el Pleno y en las comisiones.

Entendieron que los debates son buenos, siempre que haya uso racional del tiempo, además comprendieron que las decisiones que el país espera no pueden estar sujetas a dilatados estudios y debates. Los problemas de los peruanos casi siempre necesitan soluciones rápidas. Sin embargo, la experiencia de los legisladores reelectos fue también importante. Pusieron la cuota de sabiduría y los nuevos supieron escuchar.

Los políticos se dedicaron a lo suyo y los administrativos a los nuestro; se creó la Oficina de Control Interno y los políticos no tuvieron injerencia en la administración, tanto así que existieron plazas que se cubrieron mediante concursos públicos y no con “tarjetazos”.

Los nuevos legisladores entendieron que no fueron electos para administrar el Congreso, sino para hacer leyes, controlar, fiscalizar y representar al pueblo.

Tengo fe que los nuevos congresistas entenderán que la velocidad de las decisiones tiene que estar acorde con las demandas sociales; métodos de trabajo ágiles, aplicación de las nuevas tecnologías, abrir las ventanas y ser transparentes con la información generada en las instalaciones del Congreso, mejorar la función de representación, son solo algunas las tareas que los nuevos y viejos parlamentarios tendrán que ejecutar a cabalidad en su larga agenda de trabajo.


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