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Opinión

“Odría nos legó una monumental obra pública sin endeudar irresponsablemente al país. Entre 1950 y 1955 el país registró superávits fiscales”.

La gestión económica de Odría fue excelente. Su gobierno es, después del de Leguía, aquel en que más creció la economía peruana en el siglo XX. Los datos son del BCRP, Bruno Seminario y Gustavo Pons Muzzo.

Odría heredó una economía en recesión y con inflación galopante, cortesía de su inepto predecesor, Bustamante y Rivero. No solo redujo la inflación de casi 50% anual a menos de 6% sino que sentó las bases de 20 años de rápido progreso económico. Con Odría la economía creció a una tasa anual de 6.5%. Asimismo, el ingreso por habitante se expandió 36% entre 1948 y 1956. Las exportaciones se multiplicaron por dos. La productividad, que mide la eficiencia de trabajo y capital, aumentó 3.2% por año, más del triple de lo que había crecido entre 1930 y 1948.

El gobierno de Odría tuvo el viento a favor de la Guerra de Corea que incrementó el precio de nuestras exportaciones. Pero el desempeño económico del Perú superó con creces al de otros productores de materias primas. Así, entre 1948 y 1956 el Perú creció cada año 2.8% más que Chile y 1.7% más que América Latina.

La política económica de Odría consistió en dejar libre la iniciativa privada desmantelando los controles cambiarios y de precios que tanta escasez y caos habían causado. La inversión privada, nacional y extranjera, fue el motor del crecimiento en el ochenio. Grandes minas, como Toquepala y Marcona, se iniciaron con Odría.

La obra pública de Odría fue vasta y descentralizada. Edificó 31 grandes unidades escolares, 19 en provincias, más de 800 escuelas primarias en campo y ciudad, 37 escuelas bilingües, además de La Cantuta y muchos otros centros de formación docente. Construyó el Rebagliati, que sigue siendo nuestro más moderno e importante hospital, así como la planta de la Atarjea, de la que 60 años después bebemos agua potable en Lima. Modernizó el Estadio Nacional y promovió el deporte. Los integrantes del mejor medio campo de la primera ronda de Argentina 78, Cubillas, Cueto y Velásquez, nacieron durante el ochenio.
Odría nos legó una monumental obra pública sin endeudar irresponsablemente al país. Entre 1950 y 1955 el país registró superávits fiscales. Además, en su gobierno los trabajadores empezaron a recibir gratificaciones y participación en las utilidades.

Odría no fue un príncipe del bien. Fue un feroz dictador.

Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. El país se hundió cuando, entre 1968 y 1990, viramos hacia el socialismo velasquista dejando de lado las sensatas políticas económicas de Manuel Arturo Odría, el general de la alegría.


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