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Opinión

“El amiguismo, el compartir cocteles o el ser antifujimorista no pueden ser criterios para elegir ministros si queremos dejar el subdesarrollo”.

La economía crecerá 4% en el 2016. Pero ¿cuánto del crecimiento se debe a la minería?

La mitad del crecimiento se explica por la contribución de nuevas minas como Las Bambas, la expansión de Cerro Verde y Toromocho. Gracias a estas operaciones, la producción de cobre se ha incrementado a la vertiginosa tasa de 46% hasta setiembre. El aumento en las exportaciones mineras este año hará que tengamos superávit comercial luego de dos años de déficit. Las mayores exportaciones harán menos probable que suba el dólar, lo que ayudará al Banco Central en el control de la inflación.

Pero las nuevas minas no pueden expandirse sin límite. En el segundo semestre del 2017, la producción minera se estabilizará y, si no hay nuevas inversiones, la economía peruana se encamina a una tasa de crecimiento de 2% a partir del 2018.

Hay, en efecto, claras señales de continua desaceleración en la economía no minera. Al igual que el año pasado, la construcción y la manufactura no primaria volverán a contraerse. La producción de petróleo ha colapsado más de 25% en lo que va del año. La agricultura y el comercio apenas se han expandido 0.5% y 1.3% en setiembre. Peor aun, la inversión privada ha caído 8.6% entre julio y setiembre, la caída más pronunciada en 6 trimestres. Se estima que la inversión minera se reducirá en 40% o más en el 2016, pues no hay nuevos proyectos de envergadura.

El precio del cobre ha aumentado 20% desde la elección de Trump. Pero no podemos contentarnos con prenderle velitas a Trump. La política económica debe orientarse a reactivar la inversión pública, lo cual es incompatible con cualquier tipo de reducción impositiva. Urge, además, resolver la conflictividad y enfrentar al extremismo antiminero que pone en jaque a las minas en operación, e impide que Tía María y Conga se pongan en marcha.

Los recientes nombramientos en Defensa y Cultura son un flaco favor al país. Con todo respeto por las cualidades personales de los nuevos ministros, ¿no es acaso evidente que hay decenas o cientos de personas vastamente más calificadas para dirigir estas carteras? ¿Qué tipo de reforma del Estado podemos emprender si no hay meritocracia en el servicio público? El amiguismo, el compartir cocteles o el ser antifujimorista no pueden ser criterios para elegir ministros si queremos dejar el subdesarrollo.

Si algún fruto tendrá la interpelación al ministro Saavedra, este debería ser que el Perú renuncie a la organización de los Panamericanos. Es un crimen gastar un sol en regatas o velódromos mientras la mitad de los niños padecen anemia.


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