Lima: Piloto automático o voluntad de cambio

Santiago Pedraglio,Opina.21
Las encuestas indican que Luis Castañeda ganará las próximas elecciones municipales en Lima, y que Susana Villarán quedará en segundo lugar. Esto último, a pesar de la descarga en su contra, especialmente dura en las últimas semanas, cuyo propósito no es otro que desplazarla al tercer puesto.

A poco de terminar este mandato, se podrá criticar a la actual alcaldesa unos u otros errores; pero, viéndolo en frío, si algo ha caracterizado su gestión ha sido su firme talante para enfrentarse a una informalidad inclemente, que está engullendo a la capital (y al país, ciertamente). La campaña implacable de algunos medios de comunicación y opositores, persistente desde el día en que comenzó su periodo de gobierno, no le impidió dar batallas muy importantes.

La pelea por clausurar el mercado mayorista de La Parada y consolidar el mercado de Santa Anita como el gran espacio abastecedor de alimentos de la ciudad de Lima, así como las interminables pugnas con el caótico e informal sistema de transporte colectivo de la capital –le hicieron cerca de una decena de paros– dejan claro que para gobernar Lima (y el país, nuevamente) se requieren objetivos claros, un equipo afiatado, una estrategia gradual y voluntad política para enfrentar el caos.

El próximo alcalde podrá navegar en piloto automático y mantener una mediana o alta aprobación si concluye megaobras en curso y si añade otras de fácil viabilidad.

Será el gran inaugurador… y los que no soportan la existencia de una izquierda democrática se pondrán su uniforme de barra brava para aplaudir a rabiar.

No obstante, de ser Castañeda el elegido, puede acabar por no jugársela contra el caos y la informalidad; de hecho, ya los pasó por agua tibia en sus dos gestiones anteriores. Él sabe que, si la autoridad convive con la economía informal e ilegal, dejándola hacer, se evitan críticas y problemas.