Mónica Delta: Hasta las patas

La celebración, la invocación a la ley del talión de tuiteros tras la trágica muerte del torero Víctor Barrio (29), enciende una señal peligrosa: la pérdida de la empatía con la raza humana. Deploro el abuso animal y pido sanción contra quienes lo cometen. No me gustan las corridas de toros. Considero que la crueldad humana nos envilece y acentúa rasgos de una sociedad perversa. Sin embargo, creo lo mismo de quien se ubica en el otro extremo. Los animales no son seres humanos. Esa inversión de la empatía nos provoca pérdida de perspectiva.

Reproduzco algunos de los tuits que me confirman lo mal que estamos. VPP1980: “¿No se alegra la gente cuando muere un terrorista o cae abatido un marca? Es igual con lo del torero; trujilloc1304: “No será que el humano se ha animalizado y los animales no han perdido su personalidad, su fidelidad, su alegría…”; latrikaaqp: “Si la gente celebra la muerte del toro, por qué no puede ser al contrario de la gente que está a favor del toro”; JosGiorgi1: “¿Por qué se preocupan que muera el torero? No hay problema, es arte”.
Esta columna pretende una reflexión. No se trata de toros y toreros. No se trata de defensores y detractores de la tradición taurina. Reacciones parecidas se produjeron ante el desdichado caso ocurrido en un zoológico de Chile. Franco Luis Ferrada, de 20 años, con aparentes signos de enajenación, se introduce en una jaula de leones, provocándolos.

El guardián decide matar a los felinos y salvar la vida de quien intentó quitársela. La reacción de algunos, no pocos, fue “¿por qué mataron a las fieras?”. Días antes, un niño cayó en el recinto de un gorila de 180 kilos, en el Zoo de Cincinnati, y la seguridad tuvo que usar sus armas para acabar con el primate y salvar al pequeño.

Existe una petición de 200 mil personas para sancionar a los padres del niño y en defensa del animal. La impresión que me causan estos comentarios es que estamos “hasta las patas” en salud mental.