director@peru21.com
“Si la libertad significa algo, es el derecho a decir lo que la gente no quiere oír”.
George Orwell
El fanatismo cobró ayer nuevas víctimas. Al grito de “Alá es grande”, tres radicales islámicos asesinaron al director y a varios miembros de la redacción de la revista francesa Charlie Hebdo, y a su paso mataron a dos policías que los custodiaban; en total, 12 personas asesinadas en nombre de un dios. La noticia corrió como mecha prendida; la libertad de prensa y expresión, a la cabeza, estimuló las reacciones alrededor del mundo.
Pero París no fue el único escenario de la intolerancia religiosa convertida en crimen ayer. En Yemen, una facción de Al Qaeda detonó un coche-bomba que mató a 37 e hirió a otros 66 en lo que se constituye, casi, como práctica diaria en el Medio Oriente. El ataque se produjo contra una base Houthi, grupo de insurgentes yemeníes que se enfrentan al otro bando terrorista, pero en nombre de dios.
Libertad y creencias no van siempre de la mano. Pero las barbaries que se cometen en nombre de las religiones, o de los dioses, como quiera verlo, escapan a la razón. Lo importante a destacar es que la intolerancia religiosa que genera ataques a otro grupo de fanáticos, a una revista, a una embajada o cualquier otro objetivo civil debe ser enfrentada por todos, creyentes y no creyentes.
¿Cómo enfrentarlos? Difícil decirlo; los peruanos sabemos de primera mano lo que significa afrontar a la barbarie ideológica, otro giro del fanatismo que ciega y envilece. También sabemos que la mejor ofensa contra el fanático es no caer en su juego, en ese que implica saltarse las vallas institucionales para ajusticiar sin espacio a reclamos. De eso también sabemos los peruanos.
El fanatismo islámico, como el de cualquier otra religión, se convierte bajo nuestras narices en un problema insuperable. Y el problema es de una complejidad tan extensa que no es posible reducirlo, menos aún contenerlo, con soluciones unidimensionales. El reto de los países desarrollados es empezar ese debate; mientras, lamentablemente, otros mueren de pie.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.