Rosana Cueva: #FuerzaPiura

Piura está viviendo uno de sus momentos más difíciles. El desborde del río Piura, tras casi tres meses de incesantes y torrenciales lluvias, ha sido devastador. Sus defensas resistieron cifras históricas de caudal hasta la madrugada de ayer, en la que no soportaron más el embate extraordinario de más de 3,000 mt3 por segundo.

Los trabajos de prevención del año pasado, a pesar de no contar con todos los recursos, han logrado mitigar de manera eficiente lo que hoy sería una catástrofe de mayores proporciones. La tormenta, sin embargo, no ha cesado y, según Senamhi, este miércoles podría reanudarse y, con ella, más estragos.

Entre los damnificados no hay distinción social, aunque las pérdidas más duras se registran en las miles de familias, que formando parte de los sectores en extrema pobreza, se encuentran todavía aislados, muchos sobreviven a pesar del desabastecimiento de algunos productos básicos, de los recortes permanentes de luz y agua y a sabiendas de que las enfermedades empiezan a rondarlos con fuerza.

Aunque parezca una contradicción, tengo la certeza de que Piura va a salir a flote. No es la primera vez y volverá a demostrar que es capaz de sobreponerse. En las últimas semanas, la mano del Gobierno Central se ha dejado sentir en la región con el apoyo de los ministros, de expertos en temas puntuales y de las Fuerzas Armadas, comunicación estrecha que deberá mantenerse en lo que queda de la tragedia, pero, sobre todo, durante el proceso de reconstrucción.

El agro, principal actividad regional, ha sido arrasado en muchos sectores. Necesitará renegociar sus créditos y acceder a otros. Y, sin duda, la gran tarea pendiente: planificación urbanística con zonas de alto riesgo en las que no se podrán levantar viviendas y un sistema de drenaje que soporte lluvias torrenciales.

Tras la tormenta llega la calma, esa que, en esta oportunidad, se deberá aprovechar.