El presidente Kuczynski volvió al punto más bajo de evaluación de su gestión (34%), al mismo lugar al que había caído al final del verano. Como recordarán, entre mayo y junio su popularidad mejoró debido a la auspiciosa respuesta que todo el Ejecutivo protagonizó frente a los impactos de El Niño. Ahora, PPK ha vuelto adonde tenía que estar debido a que el gobierno no continuó trabajando con el mismo sentido de urgencia y unidad. Es un gobierno que no pone la agenda, se la ponen. Es un presidente que sigue con su estilo errático a la hora de enfrentar a los periodistas. Es un premier que parece estar más cómodo en Economía que en la PCM. Así pues, la imagen de liderazgo de Kuczynski se ha diluido con la misma velocidad con la que decreció el caudal de todos nuestros ríos.
La encuesta de Datum ofrece más. Preguntó, en todo el país, sobre el impacto del discurso presidencial de Fiestas Patrias. De cada 10 peruanos, 6 no escucharon ni se enteraron de la presentación de Kuczynski dirigida a toda la ciudadanía. Parece que la expectativa era baja. La mitad de los enterados le pone nota aprobatoria, alcanzando un 10.7 de nota promedio. Esto significa en la libreta un azul cumplidor. Lo que más recuerdan del mensaje es que el gobierno se propone mejorar la economía, desarrollar proyectos de saneamiento y reducir drásticamente la pobreza. Lo mismo que el año pasado. Y también recuerdan sus disculpas y su alusión al frenazo que trajeron El Niño y Lava Jato. Entre lo que faltó mencionar, la mitad extrañó una alusión al problema de inseguridad. Obvio.
Parece entonces que los mensajes pasaron bien, sin embargo, la credibilidad del mensajero deja mucho que desear. Según la encuesta, la gente no cree que el gobierno logre cumplir su promesa de reducir la pobreza del 21% al 15% al bicentenario. Tampoco que la creación de la autoridad autónoma del transporte urbano sirva para solucionar totalmente este caos callejero en el que vivimos en la capital. Por último, la propuesta de reforma del Consejo Nacional de la Magistratura no parece ser, para los ciudadanos, una medida efectiva para mejorar el sistema de justicia del país. Para terminar: el 60% piensa que su segundo año será regular.
En resumen, los pocos interesados sí comprendieron el mensaje, pero no esperan mucho de PPK. Lamentablemente el Ejecutivo no supo aprovechar la buena imagen que logró meses atrás. No reorganizó sus recursos ni definió prioridades. Ha vuelto a este estilo de conducción sin convicciones claras. De hecho, el discurso presidencial no buscó siquiera producir titulares impactantes. Fue tibio y, aparentemente, seguirá tibio. ¡Qué tal desperdicio!
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