La marcha por la salida de Dilma, con 5 millones de participantes, ha acelerado los ritmos políticos de Brasil y ha ahondado la crisis del PT. La contramarcha del PT contó con menos de 300,000 participantes, una proporción de 1/16, y no logró generar la contraofensiva que Lula necesitaba. Las dinámicas políticas contrarias al gobierno de Dilma se han mantenido.
La investigación Lava Jato avanza imparable, afectando de manera directa a Lula, Dilma y ministros del PT, y cuenta ahora con una cola de investigados que ofrecen colaborar para escapar a los 20 años de sentencia.
En un momento de cólera, Lula llamó a la Corte Suprema de Brasil (STF) de cobardes, generando indignación entre los jueces, desatando un conflicto abierto entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, logrando la suspensión de su nombramiento y el cuestionamiento de otros dos ministros.
El proceso del juicio político a Dilma se reanudó y la opinión pública favorable saltó de 60% a 68% en dos semanas, similar al nivel de apoyo al juicio de Collor de Mello en el año 1992. Ahora, los movimientos sociales organizados (MBL y VPR), varios medios de comunicación (O Globo, Veja, etc.) y líderes de oposición han definido el juicio político a Dilma como su objetivo principal.
Dicho juicio político aún no cuenta con el apoyo de los 342 diputados que necesita, pero la coalición del PT se está rompiendo, y si el PMDB se pliega este fin de mes, la era PT estaría llegando a su final.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.