Como he mencionado en varias oportunidades en esta columna, la alimentación adecuada cumple un rol fundamental en nuestra salud. Es vital adquirir buenos hábitos para prevenir o tratar excesos o deficiencias. En este sentido, es importante evitar azúcar, harinas refinadas, sal, grasa en forma de frituras o piqueos, golosinas, gaseosas y embutidos. Igual de importante es consumir frutas, verduras, tubérculos, cereales y derivados integrales, leguminosas (menestras), oleaginosas (frutos secos) y agua. Debemos incluir fuentes proteínicas como huevo, pollo, pescado y carne de res ocasionalmente. No hay que olvidar los lácteos bajos en grasa. Y si no hay problemas médicos, es bueno aprender cuándo incluir algo de dulce y qué tipo. Igual para las bebidas alcohólicas.
Sin embargo, desde mi perspectiva, el bienestar también abarca aspectos como actividad física, hábitos, cuerpo y emociones. No basta con alimentarse adecuadamente. Por ejemplo, si nuestras emociones están afectadas o no hacemos actividad física, el cuerpo experimentará cierto desequilibrio. Hay que evaluar el aspecto emocional, ya que cualquier inestabilidad se manifestará psicológica o físicamente. La verdad es que cambiar hábitos puede ser más fácil de lo que uno cree. Los invito a descubrirlo.
Por cierto, durante este mes dictaré un taller de Nutrición y Bienestar Integral. Para más información, llamen al 615-3601 o escriban a asistenteaci@britanico.edu.pe. ¡Los espero!
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