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Albert Forsyth sobre Chinchero: El negocio está en el crédito, no en la adenda [OPINIÓN]

“En el caso de Chinchero, no cabe duda que el riesgo del financiamiento y el riesgo tasa de interés era del Estado (MTC) desde que se firmó el contrato de concesión (del aeropuerto)”.

Albert Forsyth: Chinchero: El negocio está en el crédito, no en la adenda (Perú21)
Albert Forsyth: Chinchero: El negocio está en el crédito, no en la adenda (Perú21)

Se dice mucho que la adenda al contrato de concesión de Chinchero crea un beneficio a favor del concesionario Kuntur Wasi (KW) y que miente quien dice que se le ahorra dinero al Estado. En mi opinión, ese tipo de comentarios no está tomando en cuenta ni cómo funciona el esquema legal de financiamiento de las Asociaciones Público Privadas (APP) cofinanciadas (como Chinchero), ni las condiciones de la adenda.

En una APP cofinanciada, el “riesgo de financiamiento” es del Estado hasta por el monto materia del cofinanciamiento (US$265 millones). Así, mucha gente está confundiendo una mera “gestión” para conseguir el financiamiento, con el riesgo mismo del financiamiento y de tasa de interés (que no es otro que pagar el crédito y su tasa). En el caso de Chinchero, no cabe duda que el riesgo del financiamiento y el riesgo tasa de interés era del Estado (MTC) desde que se firmó el contrato de concesión. Cualquier análisis de riesgo crediticio lo puede confirmar. Por ende, la adenda no ha modificado esa estructura de riesgo, el Estado pagará los US$265 millones del cofinanciamiento, solo que ahora no pagará intereses por ese monto.

Con la adenda se bajó la tasa de interés de 9.5%, o 15% o 22% (sea cual fuere) a cero. Para que se entienda mejor, el Estado ha decidido pagar al contado (porque tiene el dinero y no genera contingencias a la caja fiscal) en vez de al crédito. ¿Qué ciudadano de a pie no compraría su casa al contado si pudiera hacerlo, en vez de pagar muchos años intereses altos que incrementan el costo de su casa al doble? Quienes no quieren ver este gran ahorro pareciera que quisieran asegurarle un negocio al banco que ofrece prestar el dinero, que es en realidad el único que ha salido perdiendo con la adenda.

No se le ha quitado un gran peso de encima a KW con los adelantos. Al contrario, se ha transparentado su situación. Ahora KW debe salir a buscar su propio financiamiento sin tener que venderle a los bancos el negocio que era prestarse para que el Estado peruano pagara; incluso a la tasa del 9.5% le salía caro al Estado, cuyas tasas en el mercado estaban entre 4% y 5%. Con la adenda, además, KW tiene que conseguir casi US$80 millones en cartas fianzas para conseguir el adelanto de US$40 millones –de esta parte de la historia pocos hablan–, lo que seguramente le obligará a poner en garantía casi el mismo monto.

La razón de todo esto era que había un vacío contractual que debía ser llenado de alguna forma para poder avanzar –más allá de quién tuviera la razón–, la negociación era necesaria, es decir, la adenda era la alternativa para avanzar con el proyecto y ahorrarle al país conflictos y al Cusco una larga espera (Principio de Enfoque por Resultados de las APP). Ahora bien, si como producto de esta negociación no se afectaba ni la estructura de asignación de riesgo (que no lo hace) ni las condiciones de competencia (que tampoco lo hace porque no se cambiaron los factores de competencia), pues no tomar esta decisión, por asegurarle un negocio a cualquier banco, no parece ser justificable (incluso consiguiendo tasa baja de 9.5%). Vamos a pagar al contado, sí, en un principio suena bien para quien vende, pero si le preguntan a cualquier tienda por departamento, el negocio está en el crédito, no en la venta, y es ese negocio al que sin quererlo se defiende cuando se ataca a la adenda.


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