Ya han pasado varios días desde que el presidente Ollanta Humala diera su mensaje presidencial, el 28 de julio. Sin embargo, este sigue siendo analizado y criticado por políticos, analistas y ciudadanos. Víctor Andrés Ponce da sus consideraciones al respecto.
¿Cuál es su balance del mensaje presidencial?
Yo diría que fue un mensaje superior a los anteriores, en el sentido de que Humala pudo presentar logros en política social, en educación, pero esa enumeración de logros se difumina y pierde consistencia ante la ausencia del estadista.
Se ha dicho que el presidente Humala dejó de mencionar muchos temas importantes. ¿Cuáles destacaría?
El presidente Humala debió encabezar políticamente la transición hacia el próximo gobierno, estamos entrando al último año de su mandato, cuando se empieza a desarrollar un cronograma electoral, pero ni lo mencionó.
Si lo hubiese hecho, ¿qué impacto habría tenido?
Habría generado un nivel de convergencia política con el cual plantear medidas contra la desaceleración económica que habrían tenido credibilidad en los empresarios, en los mercados y en los ciudadanos.
¿Había el clima político propicio para ello?
Yo creo que sí. Se ha elegido una Mesa Directiva en el Congreso que ahora es conducida por la oposición y hay un primer ministro que ha demostrado voluntad de diálogo, incluso con sus archirrivales. Hay una inclinación a crear un clima de gobernabilidad.
¿Qué otras carencias tuvo este mensaje?
El presidente Humala se abstuvo de hablar de la desaceleración económica. No dijo cómo recuperará las tasas de crecimiento, la inversión privada. No habló de Conga ni de Tía María. Y al no haber hecho esta convergencia, tampoco pudo tratar de la mejor manera el tema de la seguridad ciudadana, que tanto se esperaba.
¿Cómo interpreta estas ausencias con miras a las próximas elecciones presidenciales?
El mandatario, antes que ser estadista, prefirió dar un mensaje que estuviera acorde con sus objetivos políticos. Si bien es cierto el presidente Humala mantiene la macroeconomía (lo cual es positivo), la enumeración de sus logros en política social y la idea de que el gasto del Estado es el instrumento principal para reducir la pobreza, que plasmó en su mensaje, confirman que hay una intención política.
A estas alturas, ¿cuáles serían los objetivos políticos del presidente Ollanta Humala?
Los objetivos políticos de Humala o de la llamada pareja presidencial pasan fundamentalmente por conseguir una buena retaguardia parlamentaria para el 2016. Eso lo pueden hacer con una candidatura propia o en una alianza con otros sectores. En cualquier escenario, para llegar a ese objetivo, ellos necesitan recuperar capital político.
¿Cree que hay futuro para el nacionalismo en los próximos comicios electorales?
Si el presidente encabeza el cronograma electoral hacia el 2016 y trata de reconstruir su imagen como el tercer presidente constitucional democráticamente elegido sin interrupciones, desde el fin del fujimorato, va a recuperar fuerza política, porque la ciudadanía lo que le va a reconocer al final es ese gesto democrático. Si hace eso, sí tiene posibilidades.
¿Qué agrupación política podría capitalizar los logros del nacionalismo?
Lo primero que tiene que ocurrir es que los logros nacionalistas tengan viabilidad política. El presidente Ollanta Humala tiene que amistarse con el humor democrático que se empieza a vivir en el país, en camino al cambio de gobierno. Podría ser Perú Posible o posiblemente un sector de la izquierda.
¿Qué otra cosa le hubiera gustado escuchar en el mensaje?
Me hubiese gustado que el presidente hubiera recordado y recalcado que en el Perú hay un modelo de crecimiento económico que ha sido considerado milagro de América Latina. No solo porque crecía a tasas altas, sino porque éramos campeones en América Latina en reducción de pobreza. Pero bien difícil que lo hubiera hecho porque ese no es su proyecto. El modelo de Humala es un modelo raro. Respeta las variables macroeconómicas, la caja fiscal, pero tiene una indiferencia extraña frente a la desaceleración económica y aumenta el gasto social.
Bueno, pero no es para nada ‘la gran transformación’, ¿no?
Ah, claro. No se le puede pedir peras al olmo.
¿Cree que en realidad se ha reducido la pobreza y las brechas de desigualdad tal como lo ha anunciado el presidente en su mensaje?
En el 2014 hemos reducido solo 1.2% en pobreza. Muy poco en comparación con años anteriores.
¿Fue suficiente el recuento que hizo sobre programas sociales?
El problema es que reducir pobreza a partir de gasto social sin crecimiento económico no es sustentable en el largo plazo. Brasil es el ejemplo.
¿Por qué cree que no mencionó el tema de los conflictos socioambientales?
Porque es como una resignación a algo que ya no puede hacer. Este es un gobierno que se ha ido desgastando, ha ido perdiendo credibilidad.
Ya arrancó la campaña electoral, ¿le parece que el presidente Humala esté trabajando para alguna candidatura en especial?
No lo sé con exactitud. Lo más probable es que apuesten por una alianza, pero incluso para eso necesitan tener fuerza política.
DIANA HIDALGO (diana.hidalgo@peru21.pe)
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