En Camboya, las ratas de campos de arroz son un gran negocio de exportación. Saing Sambou envía a Vietnam hasta dos toneladas cada mañana y recibe US$2,50 por kilo, según un artículo de BBC Mundo.
Aunque son consideradas un transmisor de enfermedades en varios países, en Asia son un saludable manjar, pues se alimentan de arroz, tallos de cultivos y las raíces de plantas silvestres.
La temporada de caza de estos roedores alcanza su punto máximo entre junio y julio, cuando se trasladan a las partes altas en busca de comida. El campesino Chhoeun Chhim coloca cada noche 120 trampas y puede llegar a conseguir 25 kilos de ratas. Por la mañana, las lleva a mercados locales y con el dinero que consigue puede comprar pescado.
Ese cargamento luego es trasladado hasta la frontera con Vietnam, donde las ratas se pueden servir asadas, fritas, en sopa o picadas en paté. “El hígado y el muslo es lo más delicioso”, señala una niña entrevistada por BBC Mundo.
Hean Vanhorn, funcionario del Ministerio de Agricultura de Camboya, sostiene que la exportación de carne de rata tiene algunos beneficios, entre ellos proteger las plantaciones de arroz de algunos daños.
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