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Columna Vertebral: Ceremonias bajo la luz solar

‘El sol en la niebla’ concreta lo que en ‘Hechos reales’ solo se sugería o se entreveía. Se trata de una serie de textos bastante más sólidos, complejos y entrañables…

El último libro de Julio Llerena, ‘El sol en la niebla’, supone dos regresos afortunados: el primero es el de este autor a las lides de la poesía luego de catorce años de silencio desde la publicación de su debut, ‘Hechos reales’. El segundo, la vuelta, también después de mucho tiempo, del Álbum del Universo Bakterial, la más popular y a la vez sofisticada editorial especializada en poesía de la década pasada.

‘Hechos reales’ es un breve libro de poemas que pueden leerse como delicadas y cadenciosas viñetas cuyo objetivo es reconstruir la vida de un migrante peruano en la ciudad de Miami a través de objetos, personajes de difuminada biografía y lugares cuyo solo nombre remite a una música humilde y personal. Se rescata así la esencia y verdad que la vorágine de la vida diaria en el exilio suele escamotear.

‘El sol en la niebla’ concreta lo que en ‘Hechos reales’ solo se sugería o se entreveía. Se trata de una serie de textos bastante más sólidos, complejos y entrañables cuyo territorio son los viejos barrios mesocráticos de Lima. Entre ellos se despliega una memoria familiar convulsa y repleta de imágenes dispuestas sobre la página con la precisión de quien ha conseguido oficio en base a tenacidad y paciencia. La poesía no es cosa del repentista, ni de quien confunde urgencia con desesperación. Llerena lo tiene claro.

La primera parte del libro es la más lograda y compacta. Largos poemas como Las voces o Reino figurado, amparándose en un registro narrativo y confesional, revisitan los trajines y obstáculos de los antepasados para lograr afianzarse en una realidad hostil y movediza donde la instauración de todo hogar es siempre una aventura: “Todo era extraño cuando se hacía de noche / pero en la mañana volvía el San Cristóbal con su cruz / en la punta y la ciudad capital tendida en su costado. / Nada de eso era nuestro, es verdad. Pero era”. Los recursos con los que Llerena rescata voces, anécdotas y escenarios recuerdan, en más de un sentido, los que utiliza Martín Rodríguez Gaona en libros como ‘Pista de baile’ y sobre todo ‘Parque infantil’, poemario en el que los avatares de un barrio que oscila entre lo clasemediero y popular se confunden con un diálogo entre padres e hijos que va más allá de la muerte.

La segunda parte es temáticamente más heterogénea y cualitativamente más irregular. Hay algunas composiciones memorables, como Oración por Sonny Liston, de atmósfera fúnebre y jazzística que rememora al poderoso Responso por un payaso negro de Romualdo. Menos importantes son los poemas con impronta de José Watanabe, como Las hormigas o Una tarde en el museo de ciencias, donde las indefiniciones entre un tono lírico y uno prosaico son excesivamente pronunciadas y las imágenes debidas al autor de ‘El huso de la palabra’ nunca terminan de integrarse de todo al discurso: las costuras son demasiado notorias, las deudas muy evidentes y por esas razones el resultado es insatisfactorio comparado con la cuidada cohesión que los demás poemas exhiben.

Pero más allá de estas puntuales atingencias, ‘El sol en la niebla’ es un apreciable libro de madurez que revela a un poeta muy dueño de sus intereses y metas expresivas, capaz de ahondar en ese universo de agridulce nostalgia que ha fundado. Que el invencible fulgor del sol haga lo demás.

Libro: ‘El sol en la niebla’
Editorial: Álbum del Universo Bakterial. 2017, 53 pp.
Autor: Julio Llerena
Relación con el autor: amistad.
Puntuación: 3.5/5


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