Alfredo Ferrero: Chinchero papa caliente

La renuncia de Vizcarra, previa al informe de la Contraloría General de la República, evitó la censura aun cuando no es seguro que lo quisieran censurar. Habrían otros interpelados en el ducto, como Basombrío. La interpelación es un derecho político del Congreso y ello no es debatible; el problema es que la censura si se utiliza a diestra y siniestra, sería contraproducente para la imagen política de la mayoría fujimorista. Algunos piensan que el fujimorismo pretendía solo “ajustar” a Vizcarra y más bien censurar a Basombrío, pero con la renuncia del primero, Basombrío, a quien tienen en la puntería, podría ser la próxima víctima.

Es un despropósito pedir la renuncia de Vizcarra a la vicepresidencia. Si alguna responsabilidad tenía, la pagó con renunciar. Fue elegido por voto popular, no le corresponde al Congreso pedir la renuncia a dicho cargo.

Tras una adenda (desde el caso Lava-Jato mala palabra) que pretendía corregir las omisiones del contrato que firmó el Gobierno anterior, el problema se agrava. El camino no parece sencillo y puede que este tema ocupe parte importante de la agenda del nuevo ministro, que desde ya tiene otras muchas responsabilidades que atender.

Hay que darle una salida a la situación con el consorcio Kuntur Wasi, con quien hay contrato. Ello implica: i) la posibilidad de retroceder a la situación anterior a la adenda y negociar nuevamente o aceptar el contrato original; o ii) anular el contrato, lo que nos puede llevar al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).

Tras el tema con Kuntur Wasi, es necesario definir si el proyecto se ejecutará como obra pública o se realizará otra APP convocando al sector privado. Sin embargo, no se conoce cuán interesado en la obra podrá estar este tras lo ocurrido. ¿Cuánto demorará todo ello? Mientras tanto el Cusco se levanta. Si Chinchero va, la pregunta es ¿cuándo, cómo va y con quién?