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Opinión

Pasado el susto, tanto el gobierno como el ministro Mayorga deberían replantear sus metas y cursos de acción.

Juan José Garrido,La opinión del director
Pasado el susto, tanto el gobierno como el ministro Mayorga deberían replantear sus metas y cursos de acción. Si no hubiese el gobierno actuado de manera temeraria en el pasado, uno pensaría que no pueden ser tan ciegos u obtusos. Pero lo son; lo saben ellos y lo sabemos nosotros.

Al presidente Humala, a la Sra. Nadine, les cuesta dar el brazo a torcer. De hecho, les cuesta tanto que parten por la premisa de nunca ceder, y así van avanzando: dando tumbos, enfrentando las olas y el viento, imaginamos que con un destino en mente.

Pero el ministro no tiene por qué sumarse a ese comportamiento patógeno; él, sabemos, piensa que ceder implica que en efecto es un lobbista y, por lo tanto, una persona cuya moral y reputación estarán en duda mañana. Y es cierto; más que seguro que así sería. El problema es que a estas alturas su comportamiento ya no solo presume su condición, sino que lo presenta como un personaje temerario. Para cuando salga no solo será recordado como lobbista, sino también como imprudente.

Desde el destape del caso Interoil en el programa Cuarto poder, Perú21 ha cubierto el caso ampliamente, y ha descubierto una serie de aspectos adicionales que ameritaban una respuesta de la autoridad. Nunca accedió a responder. Nunca.

No sé ustedes, pero se me hace difícil pensar que todo está bien cuando el principal cuestionado evade reiteradamente a un medio, y en mayor medida si el ministro dice sospechar que hay intereses oscuros en las denuncias. Si todo está claro, aprovechas cada oportunidad para responder; y si crees que oscuros intereses guían a tus investigadores, aprovechas para desnudarlos: provees evidencia o, al menos, indicios. Pero no; el Sr. Mayorga responde a quien quiere y cuando quiere, no a quienes tenemos preguntas por aclarar.

A estas alturas, el ministro Mayorga deberá responder ante el Congreso y eventualmente ante la justicia, que a su vez analizará caso por caso. El ministro, en ese trayecto, debería recordar la frase de Borges: “Un hombre es, a la larga, sus circunstancias”.


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