22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Ser madre es un regalo, una bendición, un hito fundamental en la vida de una mujer cuando deriva de una decisión personal. No cuando es una imposición sociocultural, un accidente o, en el más dramático de los casos, fruto de una violación.

Idealizar a la figura materna puede ser merecido debido a la incansable, dedicada y amorosa labor de muchas madres; sin embargo, genera también efectos negativos. Uno de ellos, el considerar que la única y definitiva forma de realización de una mujer es ser madre, lo cual viene acompañado de la consecuente presión social y familiar para quienes no quieren o no pueden concebir.

En esa lógica obtusa, no importan las circunstancias de la concepción o las condiciones de la madre o su entorno e, incluso, el embarazo es considerado como un castigo moralizador por conductas sexuales o sociales “inapropiadas”.
Feliz día a las madres que optaron por serlo y a las que, a pesar de las adversidades, llenan de amor a sus hijos día tras día.


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