Cada vez que se difunde, con el propósito de visibilizar el problema de la violencia de género, la noticia de un feminicidio o tentativa de feminicidio que insinúa como causa del mismo el que la víctima no le haya lavado, cocinado o planchado la ropa a su pareja, como por arte de magia aparecen individuos que enarbolan el discurso de “no todos los hombres”.
Esta postura consiste en desconocer la sociedad patriarcal y machista en la que vivimos, que ubica a la mujer en una posición de inferioridad y sometimiento en la que no es considerada merecedora del suficiente respeto como para no atentar contra su integridad física, psicológica y sexual. En esa línea, buscan señalar que estos casos son aislados y perpetrados por enfermos mentales que nada tienen que ver con el común de los hombres nacidos en esta generosa tierra. Lamento informarles que los feminicidas son hombres sanos; la enferma es nuestra sociedad que los cría, y no sanará hasta que reconozcamos el problema.
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