Quién la manda a ir a chupar sola, pues. Ella solita se lo buscó. Seguro es pepera. Seguro lo estuvo calentando cuando bailaban. La larga de lista de comentarios machistas –cada uno más nauseabundo que el anterior– que acompañan al video de la violación a una mujer inconsciente en la discoteca Fuego no hace más que confirmar que los violadores nunca actúan solos: están respaldados por una sociedad que acepta y normaliza la violencia contra la mujer.
Como bien señala la antropóloga argentina Rita Segato, este respaldo perpetúa y valida su comportamiento individual y normaliza la violación como un acto que moraliza y alecciona a las mujeres que se salen de la senda de lo socialmente aceptado para ellas.
Y como si esto fuera poco, surge otro espécimen dispuesto a levantar su voz: el del machista ilustrado que intenta “entender” al violador, relativizando su acto y llegando al extremo snob de formular teorías sobre acuerdos previos entre la víctima y su agresor para tener sexo aunque ella esté privada de sus sentidos o especulando que tal vez es el juego sexual de moda. Nada en este mundo justifica una violación y si no lo entiendes eres parte del problema.
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