22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

“El promedio de ejecución de los últimos cinco años de los gobiernos local y regional de Piura es malo o regular”.

“Cuando la naturaleza se ensaña, no hay forma de pararla”, dijo el ex ministro de Agricultura Juan Manuel Benites, delineando el ‘salvavidas’ que varios políticos buscan para no hacerse responsables de la insuficiente prevención realizada. Pero lo ocurrido en Piura, hasta ahora, no es un caso de ‘naturaleza imparable’, sino de improvisación.

El pico de caudal medido en el río Piura ha llegado a 3,468 m3/seg, mientras en 1998 llegó a 4,424 m3/seg y en 1983 a 3,200 m3/seg. A pesar del récord de 1998, aquella vez la ciudad no se inundó. El agua se desbordó en el ‘Bajo Piura’, pero no a la altura de la Plaza de Armas y Universidad de Piura/Open Plaza, como ahora.

En términos de ejecución presupuestal de la partida de reducción de vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres, el promedio de los últimos cinco años de los gobiernos local y regional de Piura es malo o regular, habiendo logrado tan solo ejecutar 64.2% y 76.9%, respectivamente.
En cuanto a la calidad del gasto, en los 90 el cauce de este río se preparó para resistir hasta 4,500 m3/seg. Y, a pesar del caudal de 1998, la ciudad no se vio afectada. En cambio, durante el gobierno de Humala, el cauce se habría preparado para menos de 3,000 m3/seg, con los resultados que estamos viendo.
Además, la zona colindante con el Open Plaza no se inundó en 1983, cuando hubo un caudal similar al actual. Sin embargo, al construirse el puente colindante con esa zona, el cauce se habría acortado con relleno, según me dicen, lo cual nunca debió ser permitido por las autoridades.

Identifiquemos responsables y aprendamos. Sin salvavidas.


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