22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

“En lo positivo, el Congreso facilitó la dación de facultades legislativas, el presupuesto y muchas comisiones investigadoras…”.

Ayer, como sabemos, culminó el periodo legislativo 2016-2017 bajo la presidencia de la congresista fujimorista Luz Salgado. Sin duda, ha sido un año accidentado, por decir lo menos. No por la dirección de la Mesa, la cual –hay que decirlo– estuvo a la altura del encargo, sino por la acción frontal contra muchas de las iniciativas del Ejecutivo, así como contra algunos de sus ministros.

Cierto, el Congreso está para legislar y fiscalizar, y en ello se legitima –en el papel– la postura ante el Ejecutivo, pero para la mayoría de los analistas y ciudadanos, según estudios de opinión pública, la sensación ha sido de permanente enfrentamiento.

En la realidad, los enfrentamientos han sido puntuales: interpelación y censura del ex ministro Saavedra, la interpelación de los ministros Vizcarra y Basombrío, la invitación de varios ministros y devoluciones de muchas propuestas legales del Ejecutivo. Esto ya lo han aclarado otros medios; si de números se trata, otros Legislativos tuvieron más visitas y devoluciones, pero este periodo ha sido más crispado y llamativo. Por ello, los índices de aprobación (tanto del Congreso como de su presidenta) son negativos.

En lo positivo, el Congreso facilitó la dación de facultades legislativas, el presupuesto y muchas comisiones investigadoras que han permitido airear irregularidades del gobierno pasado y otros casos de interés nacional (Odebrecht, por ejemplo).

¿Qué fuerzas o acciones pueden funcionar (de hoy al inicio de la próxima legislatura) para que las cosas cambien a futuro? El consenso asume que debería ser un acuerdo entre los líderes de los principales partidos en esta disputa (Peruanos por el Kambio y Fuerza Popular); no obstante, y aunque suene óptimo y esperanzador, pareciera que las cosas no están dadas para que ello ocurra. Por supuesto, eso puede cambiar mañana, pero si de pronósticos se trata, no somos optimistas de un cambio.

Esperemos que las fiestas venideras llenen de patriotismo a todos los sectores políticos y nos demuestren que estamos equivocados, nos inyecten de optimismo y veamos al país avanzando en el corto plazo.


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