Por segunda vez en lo que va de su gestión el presidente Humala ha cedido ante el chantaje y la coerción de la turba, pervirtiendo con ello el ordenamiento jurídico y, así, trastocando la confianza ciudadana (ya ni menciono la empresarial, acostumbrada ya a ello).
Como en el caso del proyecto minero Conga, donde todos los requerimientos regulatorios se encontraban en regla, el gobierno ha decidido –ayer– el retiro de la petrolera Pluspetrol de la zona de Pichanaki. El inefable ministro Mayorga, sintiéndose un estadista con un reto histórico, sostuvo que le pediría a la empresa “salir en tres días”. ¿Tiene ese mandato? ¿Ese es su rol como ministro de Estado?
Lo que nos deja este episodio es la constatación –por si hacía falta– de que este gobierno no tiene ni remota idea de lo que significa gobernar. Lo de Pichanaki era algo que se formaba hace semanas. ¿Dónde estaban los servicios de Inteligencia? Jugando en Lima a seguir a congresistas y opositores del gobierno. ¿Quiénes se oponen? ¿Las mancomunidades de la zona? No; es un grupo –como suelen ser estos movimientos– liderado por oportunistas en la búsqueda de rentas políticas y económicas. En este caso, ligados al etnocacerismo.
Si algo enseñaron los eventos en Arequipa durante el gobierno de Toledo, o el ‘Baguazo’ en el quinquenio de García, o Conga a comienzos de este gobierno es que las consecuencias de estos retrocesos son inmensurables en términos de confianza, y, por lo tanto, en inversiones y gasto privado.
No estoy discutiendo si los proyectos son o no buenos; discuto nuestras bases institucionales. Si los proyectos cumplían los reglamentos y la normativa local, el gobierno –por el miedo de perder apoyo popular– no puede trastocar nuestros acuerdos y leyes.
Por supuesto, esto no promueve el uso de la fuerza, menos aún el uso de armas letales. Se trata de saber gobernar: de prever problemas, de tratar de resolverlos antes que escalen, de negociar si es necesario (con personas expertas, no ‘lobbistas’ que saben hacerlo en una oficina con aire acondicionado). De mal en peor.
Juan José Garrido
director@peru21.com
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