04.MAY Sábado, 2024
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Opinión

“La tragedia es bella solo en la literatura. En la realidad tenemos que salir del barro”.

Hay un cuento del escritor mexicano Juan Rulfo en el que una vaquita es arrastrada por un huaico. El cuento se llama Es que somos muy pobres. La vaca se llama Serpentina. Les leo ese cuento a mis alumnos. Es una historia triste porque el narrador es un niño y es él quien sale a buscar a la vaca y un señor le dice que vio como el río se la llevaba patas para arriba mezclada con el barro y los árboles arrancados de raíz. El niño está muy preocupado porque la vaca es de su hermanita Tacha. Fue el regalo de cumpleaños que le dio su papá para que tuviera un capital para su futuro y no se fuera de piruja como sus hermanas mayores. Pero la vaca no aparece y Tacha llora –dice su hermano– “como si el río se hubiese metido dentro de ella”. Yo pensé que esas cosas solo pasaban en la imaginación de Rulfo. Pero esta semana nos tocó verlo.

Vimos una vaca arrastrada por una corriente de barro y tablas en Punta Hermosa. Vimos cerdos patas arriba, buses interprovinciales volcados, decenas de puentes caídos y casas que se fueron con el huaico dejando a miles de familias desesperadas. Cuando conversamos sobre cómo la realidad ha copiado a la ficción, una alumna repite el título del cuento como explicación: “Es que somos muy pobres”. Pero luego se enoja y corrige. No, dice, no somos muy pobres, teníamos tiempo y dinero para prevenir esto. Lo que nos está arrasando no es el huaico sino la corrupción y el egoísmo. Siempre nos toca ser como la vaca dormida que despierta asustada en medio de un huaico. Sabemos, sin embargo, que todos estamos intentando ser como la mujer cubierta de barro que hace unos días logró escapar del huaico. ¿La vieron? Parecía un sueño. Una vez leí que la realidad supera siempre a la ficción porque la ficción tiene que ser verosímil y la realidad no. Seamos entonces inverosímiles. Dejemos de ser la vaquita dormida y convirtámonos en la mujer fuerte que escapa de la corriente. La tragedia es bella solo en la literatura. En la realidad tenemos que salir del barro. Tenemos que darnos la mano. Y ponernos de pie.


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