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Opinión

“El compromiso gubernamental con la reconstrucción hay que asegurarlo con el ejemplo”.

Una idea de batalla del gobierno es que no se trata solo de reconstruir lo arrasado por lluvias y huaicos. Hay que levantar algo mejor, más seguro, en infraestructura pública y para los afectados por la pérdida de viviendas, enseres, animales, cosechas, herramientas.

La orientación es adecuada; conseguirlo exigirá, sin embargo, un esfuerzo enorme y una comprensión adecuada del problema y el desafío. Un reto doblemente complejo.

Para comenzar, es clave una autoridad que otorgue confianza. En el Perú, por razones muy justificadas, la población desconfía de las autoridades. Por eso, los funcionarios encargados deben estar cerca y transmitir su compromiso real, vivo. El incremento del respaldo al presidente de la República y a sus ministros, reflejado en las encuestas, obedece a que todos los han visto en el llano, cara a cara con los damnificados. Un gravísimo error sería que esta política “cara a cara” concluyera con la superación de la emergencia. En términos prácticos, por ejemplo, el ministro encargado de la reconstrucción –hay que olvidarse de zares o zarinas– debe trasladarse a la zona, tener su sede operativa en Piura, emplazarse allá. El compromiso gubernamental con la reconstrucción hay que asegurarlo con el ejemplo.

La reconstrucción tiene un horizonte de mediano y largo plazo. Esto no hay que perderlo de vista; y como se trata de reconstruir bienes públicos y privados, tienen que participar las autoridades regionales y locales, y las organizaciones barriales y comunales. La eficiencia del Gobierno Central es decisiva, pero mal se haría en descalificar a las autoridades intermedias en general, acusándolas de ineficientes y corruptas. Se requiere de las honestas –a las corruptas hay que sancionarlas ejemplarmente– y que tengan voluntad de servir. Lo mismo vale para los dirigentes de base. Todo esto sin pecar de ingenuos, pero sí reconociendo que no es posible llegar a buen puerto sin un esfuerzo conjunto, intergubernamental y ciudadano.


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