Un grupo de ciudadanos armados está luchando para evitar la caza de elefantes y demás animales salvajes en Kenia, Tanzania y Camerún, donde se asesina decenas de miles de paquidermos al año.
Julius Lokinyi solía vender colmillos de elefante en las carreteras en Kenia. Luego de ser amenazado para que abandone dichas prácticas, Lokinyi sufrió una transformación y ahora integra las milicias protectoras de animales. Sin embargo, su motivación es distinta: promover el turismo que es un negocio más rentable.
“Tenemos que proteger a los elefantes”, declaró Lokinyi al New York Times.
En Kenya, un turista puede llegar a pagar hasta 700 dólares por noche, para dormir en una tienda desde donde pueda escuchar los sonidos de la naturaleza.
Paul Elkan, director de la Sociedad Conservadora de la Vida Salvaje, se encuentra formando un grupo con el cual replicar la experiencia en Sudan, pues considera que la milicia podría ayudar en la seguridad de la zona.
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