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José Carlos Yrigoyen: Canciones de desamor y salamandras [Opinión]

“En los más logrados –Pop negro, Love letters are meaningless– hallamos algunos versos en los que se patentiza un acerado escepticismo hacia lo espiritual (…)”.

La vida es generosa. Uno puede salir sin segundas intenciones a pasear en la noche, toparse sin pretenderlo con la recomendable librería Inestable de Porta y salir con dos libros precisos para escribir la columna de esta semana.

El primero es una pequeña sorpresa llamada Feelback. Su autora es la jovencísima Valeria Román Marroquín (Lima, 1999) y me ha parecido bastante más interesante que la mayoría de debuts poéticos con los que me he topado últimamente. Sus poemas se caracterizan por sus acentos levemente ginsberianos, un inteligente manejo del humor y de la ironía y un destacable sentido del ritmo que le permite desplegar su voz con una solvencia muy poco usual entre nuestros poetas más recientes. Y enarbolan algo todavía menos frecuente en estos tiempos de corsés teóricos, fórmulas aprendidas y vacuidad experimental: una frescura y un despojamiento verbal que salva de la inanidad incluso a sus poemas menos satisfactorios. En los más logrados –Pop negro, Love letters are meaning-less– hallamos algunos versos en los que se patentiza un acerado escepticismo hacia lo espiritual y un melancólico desvalimiento ante la realidad que genera imágenes y reflexiones tan simples como entrañables: “estudio una ciencia exacta que los aeropuertos esconden muy detrás de las despedidas / y aquella nos ha permitido sentir un tipo de tristeza para la que nuestros padres nunca tuvieron tiempo / entendí entonces que la historia de la aviación no es muy diferente a la historia de la soledad”.

Hay también algunas cosas que enmendar: muchas veces la ingenuidad o el lugar común dañan ciertos textos (“por qué no escribes sobre la sal de la herida / sobre la herida que tengo sobre la herida que me hiciste / sobre algo que no duela”), así como la reiteración de ciertas ocurrencias baratas que menguan la fluidez de un discurso que no necesita de ellas. Pero Feelback es un poemario que, a pesar de sus caídas y debilidades, anuncia a una autora que tiene todo para consolidarse en los próximos años.

El otro libro es Diario animal, de Miguel Ildefonso (Lima, 1970), uno de los más importantes poetas surgidos en los años noventa. En la solapa, Ildefonso anuncia que este título cierra un ciclo que comprende toda su obra editada hasta hoy. Un ciclo que inicia con unos libros que se encuentran entre lo más destacado de su generación (especialmente su muy recomendable Canciones de un bar en la frontera) y que finaliza con una serie de poemarios repetitivos, retóricos y escritos en piloto automático, lo cual lleva a pensar que el referido ciclo debió cerrarse hace mucho. Diario animal no escapa a esas falencias, aunque es quizá el conjunto más convincente que Ildefonso ha publicado en buen tiempo.

Diario animal vuelve a trasuntar los mismos ejes temáticos de la poesía de Ildefonso. Ahí tenemos, una vez más, a escritores o filósofos merodeando los barrios más peligrosos de la ciudad tugurizada (“Wittgenstein fumaba pastel en el riel junto a otros drogos que eran como sus hermanos / hermanitos del silencio”), las visiones apocalípticas de una Lima sucia y brutal (“entonces arrastra su panza por las sucias veredas donde corren las aguas vencidas / cansado de toda esa carne de cemento corroyéndose en hilachas de oraciones prendidas”), los arrebatos místicos aderezados de referencias populares, etcétera. Composiciones que resultan perfectamente intercambiables con muchas otras que este autor ha publicado en sus numerosos libros anteriores. Pero si algo es posible rescatar de su lectura es un puñado de textos que nos muestran al mejor Ildefonso, el que entre tanto ripio entrega de vez en cuando un núcleo atendible, como es el caso de La salamandra, quizá uno de los mejores poemas que ha escrito, en el que un yo poético que “cree en el antiguo arte de la belleza” relata una autobiografía vocacional signada por la pasión y la duda, y que puede considerarse como un buen punto final para una etapa. Final que impele a Ildefonso a buscar ahora sí nuevos caminos para desarrollar su innegable talento.

Valeria Román Marroquín

  • Feelback
  • Sub 25, 2016. 34 pp.
  • Relación con la autora: ninguna.
  • Puntuación: 3/5

Miguel Ildefonso

  • Diario animal
  • Hipocampo editores, 2016. 62 pp.
  • Relación con el autor: conocidos.
  • Puntuación: 3/5

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