Claudia Cooper: Los retos de la estructura productiva

La nueva tendencia de crecimiento sectorial es consistente con el nuevo entorno económico, tanto local como internacional.

La nueva coyuntura de menores precios de materias primas ha impactado de forma directa a nuestro sector tradicional, mientras que la desaceleración del mundo emergente, liderada por la aguda ralentización del crecimiento en la región latinoamericana, debido justamente a su dependencia a las materias primas, ha impactado negativamente sobre nuestro sector exportador no tradicional, especialmente aquel que no está ligado a la agroexportación.

Mientras que dos tercios de nuestras exportaciones tradicionales y no tradicionales ligadas a la agroexportación se dirigen a los mercados desarrollados, lo inverso ocurre con las exportaciones provenientes de los sectores industriales, que están dirigidas mayoritariamente a la región latinoamericana, especialmente al grupo de países más ligados al Mercosur. Y el impacto del nuevo entorno internacional ha sido significativamente menor en las economías ligadas a la Alianza del Pacífico que al grupo ligado al Mercosur.

Así, exportamos los productos con precios deprimidos a las regiones con mayor crecimiento, y los productos con la mejor trayectoria de precios a la región más afectada. Perdemos por todos lados.

Y todo esto tiene su correlato en la estructura del crecimiento. Exceptuando la pesca, los sectores con la mayor caída son justamente los afectados por los menores precios de las materias primas (minería y construcción) y aquellos ligados a la exportación regional (industria).

Así, el reto de corto plazo (la diversificación productiva es de largo aliento) está en acelerar la ejecución de infraestructura y así balancear la dependencia del sector construcción de la minería y en potenciar la relación con los países de la Alianza del Pacífico para maximizar nuestro potencial exportador no tradicional.