18.MAY Sábado, 2024
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Última actualización 08:39 pm
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Opinión

Como la mamá que saca tu foto sin pañal y la muestra a tus compañeros de promo (o la cuelga en Facebook), como cuando tu ex despechada cuenta parte de tu vida a amigos en común. Impertinencias. Kenji Fujimori ha sido impertinente esta semana, pero en las impertinencias puede haber verdad o deseos ocultos. El congresista más votado del Perú quiere ser presidente más allá del supuesto negado o del negado supuesto, y eso encendió las alarmas, incluso, en su partido.

Me pregunto si alguien duda de que el chico está alistándose para seguir los pasos de papi. Y si no está en ello, a eso aspira. De allí a titular «Keiko y Kenji Fujimori planean gobernar por lo menos hasta el 2026», hay una distancia risible. Esto de sumar dos deseos es periodismo del malo, pero funciona en campaña para los que dicen NO a KEIKO desde la irracionalidad.

Sin embargo, está claro que Kenji hoy le hace daño a Keiko. No es un mal meme ese que circula en redes sociales y dice que Kenji está haciendo campaña por PPK, quien se fue a los Estados Unidos y «desapareció» casi de la escena política. Mala jugada, advierten algunos. Pero esta fue una mala semana para el fujimorismo (a pesar de la encuesta de CPI).

Keiko hizo mal en preguntar, con música de fondo de intriga, si PPK pretende gobernar desde la distancia, o si su estilo es estar fuera, o qué diablos —los diablos son míos— hace en Estados Unidos; mientras PPK colgaba en Twitter la foto con su esposa y su hija.

Sí, PPK debería estar haciendo campaña, como Keiko. Sí, el tiempo corre y el equipo de Peruanos por el Kambio parece muy confiado o poco animado. Sea como sea, a Keiko no le quedó muy bien el tonito de fiscalizadora, sobre todo si recordamos que su papi fue justamente el que implantó el estilacho de renunciar por fax desde fuera del territorio nacional. Haría bien Keiko en fijarse más en los problemas de ego de su hermanito.

Ser el congresista más votado no es poca cosa. Ser solicitado por medios nacionales y extranjeros —y darse el gusto de decir que anda con la agenda ocupada— no es cualquier cosa. Haber superado la etapa «Puñete» para ahora ser todo un «señor congresista» es otro «level». Hay que controlar al muchacho en estos días de campaña. No será tarea sencilla, pues está claro que no es tan gobernable como los congresistas y líderes históricos que se pusieron en vereda. Kenji tiene el traje de heredero en el clóset. Será difícil lidiar con ello. Que por la calle le digan «igualito a su papá» no debe ser una minucia.

A pesar de su atropellado discurso, tiene carisma para cualquier programa cómico, lo cual le permite ser popular, algo que en este país puede ser suficiente para ganar una elección. Y que hoy diga por WhatsApp que apoya la candidatura de su hermana debe ser verdad, pues es hora de poner el hombro, pero el factor Kenji, en los próximos cinco años, será más importante de lo que pensábamos.


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