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Opinión

“Lo primero que uno acepta cuando ingresa a este ‘juego’ es que trabajará unas 16 horas diarias, mal dormirá las otras 8…”.

Dedicado a todos los funcionarios honestos, que son muchos: Los medios en todo el mundo advierten respecto al juego La Ballena Azul.

Jugar ocasionalmente está descartado; se exige también pertenecer a una suerte de secta que emite órdenes y lanza retos riesgosos y violentos (como pararse durante 22 minutos al borde de la azotea del edificio más alto o hacerse cortes en la piel con una navaja). La culminación de este juego es el suicidio.

¿Qué impulsa a alguien a participar en algo así y someterse a torturas auto infligidas? ¿Cuál es el perfil psicológico de quien se anima a unirse al juego?

La Ballena Azul resulta bastante similar a lo que significa aceptar un cargo de importancia en el Estado.

Lo primero que uno acepta cuando ingresa a este “juego” es que trabajará unas 16 horas diarias, mal dormirá las otras 8, y recibirá la mitad de su sueldo actual. Eso, además de sacrificar tiempo con la familia, e incluso distanciarse de los amigos.

Los otros retos son diversos: será cuestionado por la Contraloría; enfrentará rumores maliciosos y hasta difamatorios por parte de la prensa; afrontará interpelaciones de congresistas que no tienen ningún interés en escucharse sino a sí mismos; será señalado porque, después de trabajar hasta las 11 p.m. el día anterior, osó parar el auto en un cajero, camino al trabajo.

También es posible que sea acusado penalmente aun si siempre actuó honestamente y de acuerdo a ley.

En cuanto al suicidio… ¿Será que le tentará más el asesinato cuando vea que quienes sí robaron disfrutan un feliz retiro?


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