18.MAY Sábado, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
Clasificados
Opinión

“Un profesor no puede lanzar objetos contundentes a sus alumnos. Un profesor es un ser equilibrado”.

Escritor

Yo tuve un profe de matemáticas que lanzaba tizas. Y no lanzaba solo una. Durante la clase iba juntando esos pequeños asteroides de colores en una mano mientras con la otra seguía resolviendo ecuaciones en la pizarra. A mí me gustaban las matemáticas, pero mis patas se rascaban los huevos con el teorema de Pitágoras. Él se aguantaba estoicamente todo el chongo que armábamos. Parecía concentrado en los binomios hasta que se cansaba de tanto alboroto, giraba con el puño cargado de tizas y, como una metralleta, nos soltaba la ráfaga. ¡¡¡RATATATATATAAA!!! Ptmre. Era como estar en fuego cruzado. Volaba tiza por todos lados. ¡Fire in the hole! La gente se cubría con los cuadernos, con los brazos. ¡En la carita no! ¡Mi ojo! Si no aprendimos nada del Baldor, al menos aprendimos a calcular las parábolas que trazaban esos proyectiles rumbo a nuestras caras. Ese profe era un capo, pero estaba locazo y yo nunca creí que sería como él. Tuve que estar parado frente a un salón de 30 alumnos cinco veces por semana para comprender que a veces no solo provoca lanzarles tizas, sino hasta bombas molotov. He sido profe durante tres años y tres veces no he podido evitar que algo salga volando de mi mano rumbo a la cabeza de un salvaje. La última vez fue la mota. Apenas la lancé, mi cerebro me dijo: ya la cagaste. Mi brazo intentó estirarse para recuperarla. Fue inútil. La vi volar en cámara lenta sobre las cabezas. Y en el último segundo, cuando ya iba a darle al cretino que interrumpía la clase, se metió una curva mágica como el tiro con efecto de Oliver Atom y le di a una alumna inocente. Ni Mendoza cuando se perdió el gol ante Ecuador se sintió tan mal de errar el tiro como yo. Tuve que parar la clase y ofrecer disculpas. Los mandé al break y me quedé en el salón, castigado. Bestia. Bestia. Bestia. Un profesor no puede lanzar objetos contundentes a sus alumnos. Un profesor es un ser equilibrado que debe respirar hondo, tomarse el trabajo de caminar hasta la carpeta del único culpable, dejar la mota a un lado y lanzar a ese pendejo por la ventana.



Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.