Gustavo Rodríguez sobre irregularidades en la compra del satélite peruano: “Si Francia sabe podríamos tener un problema”

Por: Unidad de investigación
uinvestigaciones@peru21.com

Es el responsable del manejo del sistema satelital Perú SAT-1, pero antes lo fue de su adquisición y formó parte del equipo negociador que definió las condiciones de su compra.

Lo que ustedes dijeron una y otra vez es que el Gobierno francés respaldaba, blindaba, la compra del satélite. Lo cierto es que Francia apenas ofreció un respaldo diplomático, de ninguna manera técnico ni financiero. ¿Fue un respaldo simbólico?
No. El respaldo aparece en el protocolo, que no tengo ahora acá. Pero se refiere a la garantía de la calidad. Ellos han seguido todo el proceso de diseño, fabricación y lanzamiento a través de sus expertos en armamento y de su agencia espacial.

Uno supone que los ejecutivos de Airbus debieron quedar muy satisfechos con el contrato que firmaron, pues es claramente ventajoso en favor de sus intereses, aunque lesiona los del Perú.
De qué manera.

Por ejemplo, en el contrato se leen cláusulas en las que el Perú renuncia a reclamaciones y demandas, incluso en los casos en que se compruebe una falla atribuible al proceso de fabricación.
Ustedes tienen una copia del contrato de suministro, pero lo vamos a mantener acá en reserva. Si Francia sabe de eso podemos tener un problema diplomático, porque el acuerdo del Gobierno peruano es mantener toda esta información bajo carácter de confidencialidad.

Esa confidencialidad los obliga a ustedes, general, pero no nos impone a nosotros ninguna restricción. ¿Por qué aceptaron semejantes garantías en favor de Airbus?
Lo que le puedo decir es que las cláusulas del contrato responden a un modelo estándar para este tipo de compras tan complejas. Comprar un satélite no es como comprar un avión.

A ver, según el contrato que ustedes firmaron, si el satélite se cae, la empresa fabricante apenas compensará al país con 8,000 imágenes. ¿Por qué negociaron un acuerdo tan poco equitativo?
Inicialmente eran solo 4,000 imágenes.

Ah, ¿menos aun?
Sí, y gracias a la negociación que lideramos se logró duplicar el número.

Pero esa compensación resulta escasísima si se tiene en cuenta que está previsto que el satélite produzca más de un millón de imágenes en sus diez años de vida útil.
Después de la guerra todos somos generales.

Bueno, general, pero usted ya lo era desde antes. Díganos, ¿qué ofrecían las otras empresas que aspiraban a ganar el contrato de diseño y fabricación del sistema?
Nada.

¿O sea que del ahogado nos quedamos con el sombrero?
Tampoco.